La industria del vehículo eléctrico, en pleno desarrollo, tiene en las baterías su principal activo. Sin embargo, su autonomía, coste y capacidad útil puede suponer un impedimento a la hora de tomar una decisión de compra de un vehículo eléctrico.
El proyecto Sunbatt, que lideran Endesa y Seat, pretende convertir este “obstáculo” en nuevas oportunidades de crecimiento tanto para la industria automovilística como para la energética.
Endesa explica que los primeros estudios demuestran que, con diez años de vida, la batería de los vehículos eléctricos apenas ha perdido un 20% de su rendimiento. Esta situación plantea la posibilidad de darle un segundo uso fuera del vehículo donde, al 80% de su capacidad, pueda ser aún muy productiva.
Múltiples posibilidades
Esta es la razón de ser del laboratorio Sunbatt, un contenedor de 15 metros cuadrados donde se estudia y monitoriza el comportamiento de cuatro baterías de segunda vida conectadas a una micro red, en la que se interrelacionan los siguientes elementos: unas placas solares de 14 kW (generación), tres puntos de carga de vehículo eléctrico (consumo), la red de distribución eléctrica (distribución) y las mismas baterías (almacenamiento).
A partir de aquí, las conexiones y la dirección de los flujos de energía ofrecen múltiples posibilidades. La energía producida por las placas solares puede almacenarse en las baterías y volcarse en la red de distribución o consumirse, directamente, si hay un vehículo conectado al punto de carga. El objetivo es el ahorro en la factura y lograr un consumo inteligente. Es decir, si son las 12 de la noche y se quiere cargar un vehículo eléctrico, a pesar de que las baterías puedan estar preparadas para hacerlo, se utilizará la energía de la red, ya que en esa franja horaria es más barata.
Esta decisión la toma un optimizador, un ordenador instalado en el interior del contenedor y que funciona a través de una serie de algoritmos de aprendizaje automático (es decir, que adquieren experiencia y desarrollan, por decirlo de alguna manera, la capacidad para tomar decisiones inteligentes). El optimizador predice los consumos previstos a lo largo del día y gestiona la manera de resolverlos teniendo en cuenta, además, la previsión meteorológica y el precio de la energía en cada momento, entre otras variables.
Es este software el que toma la decisión sobre cómo se cargarán los vehículos eléctricos que vengan al punto de recarga, sea a través de las placas solares, la red de distribución eléctrica o las baterías en estudio. Además, este sistema genera indicadores como pueden ser el ahorro económico logrado en la factura, la reducción de emisiones de CO2 o la masa forestal que se ha preservado gracias a su gestión inteligente.
Además del optimizador, también trabajan en el laboratorio dos sistemas informáticos que monitorizan la generación y consumo de energías y el estado de las baterías, respectivamente.
Mayor disponibilidad energética para zonas aisladas
Gracias a Sunbatt se está demostrando, de entrada, que las baterías pueden seguir funcionando en un entorno nuevo, fuera del vehículo y, de las conclusiones que se vayan extrayendo a este respecto, se derivarán también los cambios tecnológicos a tener en cuenta en la fabricación de la batería de un vehículo eléctrico teniendo presente que se quiere dar, después, un segundo uso.
Por lo que se refiere a qué uso se le podría dar a este producto el día de mañana, el mismo living lab es la prueba de su viabilidad en el terreno de los servicios energéticos ya que actualmente está desarrollando un papel activo en una smartgrid.
Muy unido a este punto, podrían destinarse baterías de segunda vida al almacenamiento de energías renovables, en servicios de distribución –dando disponibilidad energética a zonas o lugares donde no llega la corriente eléctrica-, o, incluso, en el mismo ámbito doméstico. De estos usos se derivarían posibles modelos de negocio que tanto Endesa como Seat están explorando.
Sunbatt es, en definitiva, un proyecto de reutilización que une la industria del automóvil con la de los servicios energéticos con la finalidad de convertir, lo que a priori podría ser un inconveniente, como es la pérdida de capacidad de las baterías de los vehículos eléctricos que tienen 10 años de vida, en una oportunidad para ambos sectores.
El estudio está liderado por Endesa y Seat y en el colaboran la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), el Institut de Recerca en Energia de Catalunya (IREC) y el Centre d’Investigació de Recursos i Consums Energètics (Circe).