El informe, que acaba de ser hecho público en Murcia, es una iniciativa del Grupo de reflexión establecido por 21 Autoridades de Transporte Público de las principales áreas metropolitanas españolas conjuntamente con el Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino, y el Ministerio de Fomento. Colabora en su redacción asimismo la Asociación de Transportes Urbanos Colectivos, el sindicato Comisiones Obreras (CCOO), la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía y Renfe.
Entre los principales resultados del Informe del Observatorio de la Movilidad Metropolitana 2008, destaca que el coche es el modo dominante en la mayoría de las áreas para realizar los desplazamientos por cualquier motivo (32-56%), siendo la marcha a pie el segundo modo en importancia (31-47%), especialmente en ciudades pequeñas y medianas. Para desplazamientos por motivo de trabajo, el coche es más usado en áreas pequeñas y medianas (más del 60%), mientras que en las grandes (Madrid, Barcelona) este porcentaje no supera el 45%, siendo el uso del transporte público más elevado que en el resto de las áreas (40% en Madrid y 28% en Barcelona).
Los viajes a pie tienen unos rangos muy aceptables (15-33%). En el caso de viajes por motivos distintos del trabajo (ocio, compras, visitas) existe un menor uso del coche a favor del transporte público y, sobre todo, de la marcha a pie, que es el modo dominante, alcanzando un 40-60% en casi todas las áreas. En 2008, se realizaron 3.247 millones de viajes en transporte público: 1.527 millones de viajes en autobús y 1.720 millones en modos ferroviarios. Por tanto, los modos ferroviarios absorben una mayor cantidad de viajes por kilómetro de línea que los autobuses.
Por otra parte, las redes urbanas tienen un uso más intenso que las metropolitanas: dos de cada tres viajes en transporte público se realizaron en el ámbito urbano, con una red que sólo supone el 20% del total. Otro dato destacable como consecuencia del uso del transporte público es que en 2008 se evitaron la emisión de 2,53 millones de toneladas de CO2. En cuanto a las sustancias que afectan a la calidad del aire urbano (NO2, PMx,O3) los límites fijados por la normativa no se superaron, pero en el caso de las partículas en suspensión sí se han rebasado el número máximo de superaciones anuales en todos los tipos de poblaciones.
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