El sector energético español se encuentra abocado a una gran transformación, al tiempo que avanza la transición hacia una energía más limpia y descarbonizada, debido a una cascada de factores exógenos derivados de la geopolítica actual, que apuntan a la necesidad de centrarnos, como país, en la explotación de fuentes de energía renovables desde la perspectiva de la producción, en la eficiencia energética desde la gestión y en la penetración de los vehículos eléctricos en lo que atañe a la demanda. Si el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) plantea como objetivo para 2030 en España el 42% del consumo de energía final mediante el uso de energías renovables y una cuota del 74% en la generación de electricidad, significa que ésta va a ir adquiriendo un protagonismo cada vez más relevante y con ella, las redes de transporte y distribución que conectan la producción con la demanda.
Por ello, aspectos clave como la digitalización y modernización de las redes permitirán un uso más racional de la energía y un mayor aprovechamiento de los recursos renovables, otorgando mayor eficiencia a la gestión del flujo, optimizando los procesos operativos y otorgando al cliente final un papel protagonista, en un escenario en el que lo analógico le reducía a mero espectador pasivo del sistema. Con ello, será clave la adecuación de una red eléctrica robusta a los requerimientos en incremento de potencia y accesibilidad, derivados no solo de los proyectos basados en fuentes renovables a la espera de ejecución y operación, sino también de infraestructuras dedicadas a la recarga del vehículo eléctrico. Estas infraestructuras habrán de crecer en la medida en que avance el parque rodado hacia el objetivo de 5,5 millones de vehículos cero emisiones a 2030, por el uso de baterías con mayor densidad energética y en especial, por la necesaria matriculación de vehículos pesados en los próximos 7 años (que conllevará una inversión acumulada de unos 7.000 millones de euros, de los que unos 3.400 millones serán fruto de la inversión adicional por pasar de la combustión a lo eléctrico), en base a las expectativas que el reglamento europeo AFIR ha establecido como obligación para los estados miembros a partir de 2024.
Por esta razón, desde Aedive hemos desarrollado un documento que establece una serie de hitos imprescindibles para que el gobierno español cumpla con dicho reglamento europeo para el despliegue de infraestructuras de combustibles alternativos, al tiempo que se promueve una electrificación sostenible y basada en fuentes renovables autóctonas sin la cual, este esfuerzo no tendría sentido:
1) Los operadores logísticos deben estar en el centro de la estrategia para facilitar la electrificación de su flota con ayudas eficientes.
2) Es necesario un plan a nivel nacional y autonómico que verifique e impulse el cumplimiento de los objetivos nacionales del reglamento AFIR para el transporte pesado.
3) Implementar ayudas que permitan un precio de la recarga competitivo como parte del apoyo a los operadores logísticos en su proceso de electrificación.
4) Homogeneizar y simplificar los trámites a nivel nacional para poder desarrollar una infraestructura de recarga en plazos alineados con los objetivos de descarbonización.
5) Creación de una ventanilla única para la infraestructura de recarga, y establecer un plazo máximo de respuesta con silencio administrativo positivo.
6) Que se considere a los centros logísticos, puertos y cocheras de autobuses como infraestructuras estratégicas a nivel nacional para facilitar un desarrollo normativo y operativo especial que acelere el despliegue de la infraestructura de recarga en dichas ubicaciones.
7) Necesidad de planificarse las inversiones en red para la electrificación del transporte pesado, anticipándonos a las necesidades reales.
8) Que el operador logístico no se vea obligado a tener que instalar, operar y mantener activos de red relevantes, tales como las subestaciones eléctricas.
9) Poner a disposición de operadores de recarga y operadores logísticos un mapa de capacidad de red a nivel de punto de conexión para poder optimizar las inversiones.
10) Poner a disposición de los transportistas una información de fácil acceso y exhaustiva sobre los camiones eléctricos disponibles en el mercado, con información clara sobre características y capacidades.
Sin redes eléctricas adecuadas no será posible lograr el objetivo de la descarbonización y tampoco lo será sin una propuesta flexible, desde la planificación, y segura desde el ámbito jurídico, unido a las necesarias inversiones y a una retribución que permita anticiparnos al crecimiento previsible de la demanda. Para ello, será imprescindible también que la regulación evite las propias perversiones del sistema y garantice que la potencia disponible en la red eléctrica se destine a proyectos reales y no quede secuestrada a manos de la especulación, y que se haga un esfuerzo en transparencia informativa en lo que atañe, por ejemplo, a la disponibilidad de potencia en los puntos de conexión, permitiendo afinar las inversiones de empresas como los operadores de recarga. Todo ello nos lleva a un reclamo recurrente, pero imprescindible, como es intensificar la colaboración público-privada y público-público para alcanzar objetivos como los que se plantean en este texto, ligados a una transición energética renovable y a una movilidad más descarbonizada.