La Presidencia Austriaca -Austria preside este semestre la Unión Europea- ha presentado recientemente un informe -explican los sindicatos españoles- "que apoya el punto de vista del movimiento sindical europeo y del Parlamento Europeo, y que incluiría a las emisiones de escape de humos diesel [DEEE] en el Anexo I de la Directiva (clasificándolas como agente cancerígeno) y en el Anexo III, fijando un límite de exposición profesional obligatorio medido como carbono elemental y estableciendo períodos de transición para las actividades de minería subterránea y construcción de túneles".
Según explican los sindicatos, "existe una mayoría significativa que secunda esta propuesta, son ya 13 los países que la apoyan, pero se necesitan más apoyos". Por ello, UGT y CCOO se han dirigido al Gobierno de España "para solicitar que se pronuncie públicamente apoyando una propuesta -sostienen- que redundaría, sin duda, en una mejora sustancial de la seguridad y la salud de las trabajadoras y los trabajadores europeos".
Las DEEE son mezclas complejas y no homogéneas de gases, aerosoles y partículas, resultado de la combustión del diésel. En 2012, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) clasificó las DEEE como cancerígenos tipo 1 (cancerígeno en humanos probado). La exposición ocupacional a las DEEE puede ocurrir en múltiples sectores y se estima que entre 8 y 19 millones de personas están expuestas en sus trabajos a las DEEE en Europa.
Amplia población expuesta
Las DEEE se encuentran entre los cancerígenos con un mayor número de trabajadoras y trabajadores expuestos en Europa. Su inclusión en el Anexo I las situaría en el ámbito de aplicación de la Directiva y la introducción en el Anexo III de un límite de exposición profesional de 0,05 mg/m³, medido como carbono elemental, reduciría considerablemente, según los sindicatos, el número de futuros casos de cáncer de pulmón ocupacional y de otras enfermedades. Este valor límite ya está en vigor en Alemania, lo que demuestra su viabilidad técnica.
Según la evaluación de impacto de la Comisión Europea, la implantación de este valor límite evitaría 230.000 muertes en los próximos 60 años. Según Comisiones y UGT, "a pesar de ser una cifra espectacular, este cálculo está muy subestimado, ya que se basa exclusivamente y únicamente en las muertes causadas por el cáncer de pulmón; si se tuvieran en cuenta otras patologías asociadas a las exposiciones a DEEE, como las respiratorias no cancerosas y las cardiovasculares, el número de muertes evitables sería probablemente mucho mayor".