Tres son las medidas clave que piden esas naciones y también, a través de esta carta, la federación europea de ONGs Transport & Environment: (1) la reducción de emisiones de CO2 en un 25% hasta 2025 (un 20% como mínimo), y entre un 30 y un 50% hasta 2030 (un 40% como mínimo); (2) la introducción de penalizaciones si los fabricantes de coches no venden suficientes vehículos cero emisiones; y (3) acordar "unas pruebas de CO2 del mundo real para reducir a cero la brecha entre las pruebas en laboratorio y en carretera, como ha sugerido Francia en las reuniones de expertos del Consejo de la Unión Europea".
Las organizaciones no gubernamentales (oenegés) mantienen que la adopción de dicha medidas "es una oportunidad que no se presenta más de una vez cada diez años", una oportunidad -apuntan los firmantes- que la Unión no debe perder si quiere mantener la industria del automóvil bajo en carbono dentro de nuestras fronteras y asegurar así "el empleo y la salud de la ciudadanía, así como el cumplimiento de los objetivos marcados por el Acuerdo de París". En la trastienda está el hecho de que China está liderando cada vez con más claridad la transición hacia la electromovilidad. Según un reciente informe de la oenegé Transport and Environment, los fabricantes europeos invirtieron 21.700 millones de euros (M€) en el último año en la fabricación de vehículos eléctricos en China, mientras que Europa solo captó inversiones por valor de 3.200 M€.
Repostando hacia el futuro
Las organizaciones firmantes apelan por otro lado a sendos estudios -uno europeo y otro español- que demuestran que una política ambiciosa en materia de reducción de emisiones tiene "un impacto beneficioso para el empleo, la industria, nuestra salud y el medio ambiente". Según uno de ellos -«Repostando hacia el futuro»-, informe realizado, principalmente, por Cambridge Econometrics, y coordinado por las oenegés Transport & Environment y Fundación Ecología y Desarrollo(Ecodes),
"la transición en España de una movilidad basada en la importación de petróleo hacia otra basada en energías limpias producida a nivel nacional, permitiría mantener millones de euros en nuestra economía, mejorando la balanza comercial"
Las oenegés que han suscrito la carta a la ministra subrayan por otro lado que ese estudio está respaldado por actores claves del sector, como el sindicato Comisiones Obreras, la Confederación de Consumidores y Usuarios CECU y el grupo de fabricantes Renault Nissan Mitsubishi.
Según la coordinadora del área de Política y Acción Climática en Ecodes, Mónica Vidal, “esta transición podría crear hasta 23.185 empleos netos en España mientras se reducen las emisiones de CO2 en un 28% en 2030, y hasta un 92% y un 89% la reducción de emisiones de contaminantes como los óxidos de nitrógeno y las partículas respecto a mediados de siglo”.
Por otro lado, Isabell Büschel, de Transport & Environment, recuerda que “la evolución hacia la electromovilidad está ocurriendo de todos modos”, en alusión hacia el escenario al que debe tender el sector transporte. Según Büschel, "si el Consejo de la Unión Europea no adopta unos objetivos de CO2 más ambiciosos para los automóviles nuevos, entonces Europa importará vehículos eléctricos fabricados en China en lugar de fabricarlos aquí".
Las organizaciones firmantes consideran que "una estrategia holística de reducción de CO2 requiere, además de introducir unos límites de emisión más estrictos, promover la movilidad no motorizada, en el siguiente orden de sostenibilidad: caminar, ir en bicicleta, transporte público, o coche compartido eléctrico, porque más vehículos con menos emisiones por cabeza pueden dar como resultado más CO2".