En general, señala el OMM, "la velocidad comercial de los autobuses urbanos es baja, entre 10 y 17 kilómetros por hora, debido a las constantes paradas y la congestión de tráfico. En cambio, para los modos con infraestructura separada, como el metro o los servicios de cercanías, se alcanzan velocidades más altas: en torno a 30 kilómetros por hora para los primeros, y 50 para los segundos".
Las áreas metropolitanas mayores son las que poseen más kilómetros de carriles bus, ya que tienen mayores necesidades de segregación del tráfico: 101 kilómetros en Barcelona (ciudad con algo más de millón y medio de habitantes), 93 kilómetros en Madrid (más de 3,5 millones) y 72 kilómetros en Valencia.
Quede claro en todo caso que “no todos estos carriles están físicamente protegidos para evitar su invasión por otros vehículos”. En el caso de Madrid, por ejemplo, solo el 61% lo está, lo cual resulta en velocidades medias como las susodichas, entre 10 y 17 kilómetros por hora. Quizá por eso, el índice de motorización en Madrid es el que es: en la capital del reino ya hay un turismo por cada dos habitantes.
Frecuencia de paso, otro caballo de batalla
No son esos (poco carril bus protegido y alta tasa de motorización), los únicos problemas a los que debe enfrentarse el usuario de autobús. Otro, añadido, es la frecuencia de paso. Así, mientras que en el caso del metro, en las grandes ciudades, esa frecuencia es, según el OMM, “muy alta” (3-4 minutos), en el caso del autobús urbano el tiempo de espera se duplica o triplica (6-9 minutos).
Más aún: los autobuses interurbanos tardan en llegar a la parada entre 15 y 45 minutos y la frecuencia en los servicios de cercanías varía con las áreas, siendo buena en áreas grandes (5-10 minutos) y baja en áreas más pequeñas (25-50 minutos).
A pesar de todo, el OMM señala que los españoles usan el transporte público más que alemanes, italianos, franceses o británicos. Según este organismo, en España el 30% de los viajeros emplea el transporte público, cuota superior a la media europea (21%) y asimismo a la de países de su entorno y nivel de renta.
Más aún: según el OMM, "se ha producido un crecimiento neto de los viajes en transporte público (un 8,9%) en el periodo 2002-2005". El mismo Observatorio destaca sin embargo que los viajes en bicicleta son casi nulos en nuestro país (menos del 5%), mientras en naciones como Alemania se sitúan en el 16%.
El Informe destaca que el uso del transporte público y los viajes a pie que se realizan en España es similar a los porcentajes de países europeos con menores índices de motorización, como Rumania o Bulgaria (el porcentaje de viajes a pie en España es de los más elevados dentro de los países de su entorno).
Datos referidos a la mitad de la población del país
El informe presentado ayer recoge datos de los indicadores de movilidad correspondientes al año 2006 y a las siguientes áreas: A Coruña, Alicante, Asturias, Barcelona, Bizkaia, Bahía de Cádiz, Gran Canaria, Granada, Madrid, Málaga, Pamplona, Sevilla, Camp de Tarragona, Valencia, Vigo y Zaragoza.
El conjunto de las 18 áreas participantes congrega a 23,5 millones de personas, el 52,6% de la población española, por lo que este estudio, según el MARM, presenta "una imagen bastante aproximada de la situación de la movilidad en España".
Es más, el OMM dispone de "datos relevantes de demanda" en 13 áreas metropolitanas: en 2006 se realizaron 3.323 millones de viajes en transporte público, poco menos de la mitad en autobús y algo más del 50% en modos ferroviarios. Hay que desatacar que, según el OMM, aunque la cuota de demanda es muy similar, la longitud de las redes es muy diferente: 20.250 kilómetros de red de autobuses y 2.714 kilómetros de red ferroviaria (urbana y metropolitana).
En el interior de las ciudades, también hay empate: los viajes realizados en autobús urbano son prácticamente equivalentes a los viajes ejecutados en metro y tranvía. La distancia media recorrida en autobús es de 5,92 kilómetros y la recorrida en modos ferroviarios, de 14,51 kilómetros.
Transporte público más accesible de lo que parece
En casi todas las áreas, los porcentajes de población con parada de transporte público a menos de 300 metros del domicilio son, según el OMM, "cercanos al 100%, lo que garantiza una buena accesibilidad de la población a dichos servicios".
En otro sentido, la accesibilidad para personas con movilidad reducida es muy alta para los autobuses urbanos, pero se tiene que seguir avanzando en las flotas metropolitanas o en las estaciones de metro.
Las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte han crecido en España un 71,6% entre 1990 y 2005, según el OMM. La evolución reciente de la demanda de transporte y sus emisiones en nuestro país han seguido pautas de crecimiento mucho más aceleradas, señala el MARM, que en el conjunto de la UE.
Más aún, la movilidad de personas y mercancías crece, insiste el informe, a un ritmo muy superior a la de nuestros países vecinos. Además, el crecimiento del transporte de viajeros es mayor que el de mercancías, mientras que en Europa la tendencia es la contraria.
Más información:
www.transyt.upm.es
