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Ribera probablemente lo sabe

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La Ley de Cambio Climático de las Islas Baleares establece como obligatoria la instalación de paneles solares en los nuevos aparcamientos de más de 1.000 metros cuadrados y en los existentes de más de 1.500 (ahorramos así suelo). Acciona ha puesto en marcha en el embalse de Sierra Brava, en Extremadura, la primera central solar fotovoltaica flotante de España. Amigos de la Tierra acaba de publicar un informe –«Energía Comunitaria»– en el que sostiene que, si España impulsa las comunidades energéticas basadas en el autoconsumo colectivo, la producción de estas instalaciones equivaldría al 60% de la demanda eléctrica del país (60%).

Los Ecologistas en Acción, preocupados por el aluvión de proyectos eólicos y solares, pero conscientes de la necesidad de acelerar la transición energética, han elaborado una propuesta de viabilidad que establece hasta diez categorías para darle salida a cuanta potencia renovable sea necesaria para pararle los pies al cambio climático. Según esta oenegé, los nuevos parques deben ser instalados primero en suelo urbano o industrial consolidado; (2º) en suelo urbanizable (urbano o industrial), sin valores ambientales relevantes; (3º) en zonas de suelo rústico o no urbanizable... y así, hasta 10 categorías que van desde el menor al mayor impacto asumible (la 7ª, por ejemplo, alude a los “secanos o pastizales sin protección urbanística, paisajística ni medioambiental, carentes de elementos de importancia para la biodiversidad”).

La empresa de energía renovable Harbour Energy ha anunciado hace apenas unos días que está promoviendo, de acuerdo con cuatro ayuntamientos de la comarca de La Manchuela, proyectos por valor de 160 megavatios (eólica y solar) que asegura aportarán a esa comarca más de 2,5 millones de euros en impuestos (los 4 municipios suman 2.460 habitantes). “Nuestros proyectos se diferencian de cualquier otro –asegura el consejero delegado de Harbour, Antoni Llorens– en que se establece el domicilio fiscal de las sociedades promotoras en el territorio para que los impuestos generados por nuestra inversión generen riqueza y desarrollo en la zona”.

La Fundación Renovables acaba de publicar un informe, «Territorio y renovables», en el que califica de “alarmantes” las reformas que el Gobierno ha introducido en la legislación en materia de impacto ambiental a través del Real Decreto ley 36/2020 (que estarían relajando las cautelas ambientales), y alerta sobre los propietarios de las redes (el 92% de ellas, en manos de cinco grandes compañías), que pueden impedirle el acceso a las infraestructuras eléctricas a ciertos agentes, o privilegiar a otros.

Las asociaciones de instaladores y la Federación Provincial de Entidades de la Construcción de Canarias denunciaban hace solo unos días a Endesa, la propietaria de la red en las islas, por ralentizar “gravemente” sus operaciones: “Endesa –denunciaban los instaladores– incumple los plazos que establece la ley para dar respuesta técnica de solicitudes, puntos de enganche, etcétera”. A la denuncia se sumaban inmediatamente los colegios oficiales de ingenieros industriales de Canarias, territorio que está viviendo una auténtica revolución energética (de desarrollo de proyectos solares y eólicos) pero en el que Endesa lo controla casi todo: la red y las grandes centrales (térmicas) de generación, esas a las que las renovables están comiéndole allí parte del pastel.

Sí, el sector está que arde.

Y sí: hay consenso en que la vacuna del cambio climático son las renovables. Hay consenso y hay soluciones. En la administración hay ejemplos de ello (Baleares), en la empresa (Harbour) y también en la sociedad civil y el movimiento ecologista, sabedores (ellos mejor que nadie) de que el horizonte será renovable... o no será.

Pero también hay sombras en la transición. Tensiones, intereses privados. Caspa. Casta. “Reivindicar una moratoria en renovables es renunciar a una década”, decía el otro día la ministra Ribera. Con razón. Dejar la transición en manos de los de siempre también. Ribera probablemente lo sabe. Habrá que ver si tiene fuerzas a su lado suficientes para evitar que la historia vuelvan a escribirla los que siempre escriben la historia.

Hasta el mes que viene.

Antonio Barrero F.
abarrero@energias-renovables.com

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