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Las ventanas vuelven a estar abiertas

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Los últimos días de mayo de 2018 España fue escenario de un insólito reallity político, de extrema tensión y con dos protagonistas destacados: Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. El "show" culminó el 1 de junio con la votación de la moción de censura presentada contra el político del PP por casi toda la oposición (salvo Cs, UPN y FAC) y cuyo resultado fue de 180 votos a favor, 1 abstención y 169 votos en contra. Así acabaron seis años de gobierno conservador y la inesperada entrada del socialista Pedro Sánchez como nuevo presidente del país. Todo ello en solo una semana. Nunca antes había cambiado el color del Gobierno en mitad de la legislatura y de forma tan sorprendente.

A estas alturas del año, quien más y quien menos tiene una idea formada de cuánto de cambio real ha habido desde entonces en materia económica, social, en lucha contra la corrupción, política territorial, de inmigración, sanitaria…  ¿Y en energía? ¿Qué ha ocurrido en el tiempo transcurrido desde la llegada del Partido Socialista al poder?

Sin llegar al extremo de los Estados Unidos de Trump, el empeño en dudar de que el ser humano sea el causante del calentamiento global, en contra de la opinión del 97% de los científicos, estuvo impregnando la política popular durante la primera legislatura de Mariano Rajoy y buena parte de la segunda. El ministro Álvaro Nadal fue un verdadero adalid en el empeño de prolongar la vida de las centrales de carbón, las más contaminantes, a veces incluso con el rechazo de las propias compañías propietarias. También lo hizo anteriormente José Manuel Soria, impulsor de las cuestionadísimas prospecciones petrolíferas en aguas canarias. El PP dio asimismo, grandes facilidades al fracking y afianzó una reforma energética que ha dado un enorme poder al oligopolio eléctrico, permitiéndoles marcar la política energética en función de sus intereses. No es de extrañar, por tanto, que una vez pasados los peores momentos de la crisis económica, las emisiones de gases de efecto invernadero hayan vuelto a crecer en España.



No significa esto que en el seno del PSOE no haya quien utilice los mismos argumentos (a favor del carbón, por ejemplo) que Nadal y Soria, pero no cabe duda de que la política del PP en esta materia ha ido en la dirección contraria a lo que la ciencia nos está diciendo que debemos hacer para frenar el calentamiento global.



La creación del Ministerio para la Transición Ecológica y el nombramiento de Teresa Ribera al frente del mismo rompió con esta política y ha enfilado a España en la senda pro renovables y en consonancia con los objetivos de descarbonización de la UE. El famoso impuesto al sol ya es historia. Tras años de batallas políticas, jurídicas y sociales, el viernes 5 de octubre el Gobierno socialista lo liquidó vía real decreto. La nueva legislación recoge, además, el derecho al autoconsumo compartido (algo de enorme importancia en u país en que más de la mitad de la población vive en pisos), elimina cargos o peajes a toda energía renovable que vaya a ser autoconsumida y simplifica el proceso administrativo. La ministra para la Transición Ecológica también ha sacado adelante en estos seis meses un real decreto ley de medidas urgentes para paliar las subidas de los precios eléctricos y para desarrollar el bono social. Además, ha devuelto a la CNMC la potestad de fijar las tarifas reguladas de la luz y el gas natural, con las que el supervisor se estrenará en enero.


Obviamente, queda mucho por hacer. Al escribir estas líneas, a principios de diciembre, estaba ultimándose la ley de Cambio Climático y Transición Energética, que se concretará en el Plan de Energía y Clima. Hay muchas más tareas en el debe: fijar una política de cierre de las centrales contaminantes, nuclear incluida, y en relación al gas (un combustible recordemos, que emite CO2), modificar la factura eléctrica para que el ahorro y la eficiencia sean posibles, presentar la anunciada estrategia nacional contra la pobreza energética, poner en marcha un plan estatal para la rehabilitación de viviendas, planificar adecuadamente y mejorar el diseño de las subastas de renovables, adoptar las medidas que permitan el despliegue real del vehículo eléctrico… Actuaciones, todas ellas, de tremendo calado, que exigen reflexión y tiempo. Pero sin dilatarlo. El cambio climático está ya aquí y exige respuestas en una clara dirección.

Hasta el mes de febrero.


Pepa Mosquera
pmosquera@energias-renovables.com

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