La Plataforma por un Nuevo Modelo Energético (Px1NME) celebra este año su décimo aniversario. El pasado 17 de septiembre organizó un acto en el que participaron muchas de las personas que la pusieron en marcha hace una década para defender “la transición hacia un modelo energético socialmente justo y ambientalmente sostenible, basado en las energías renovables, la eficiencia, el ahorro y la soberanía energética”. Dicho en menos palabras, “que la energía esté en manos de la ciudadanía”.
El 8 de septiembre de 2012 tuvo lugar la primera acción de la Px1NME: un acto público en La Tabacalera de Madrid que contó con la intervención de decenas de representantes de asociaciones ecologistas, organizaciones sociales, sindicatos, partidos políticos, intelectuales, artistas y gente del 15-M, al que asistieron unas 500 personas. Dos días después se convocó la primera asamblea formal, en la que se constituyó oficialmente la Px1NME y se trazaron las líneas estratégicas de la organización y su documento base.
La Plataforma ha participado en innumerables campañas, ha promovido debates, aportado propuestas y desarrollado acciones legales contra el oligopolio energético, por la participación ciudadana, contra la pobreza energética, por el desarrollo de las renovables, en favor del ahorro y en contra de los combustibles fósiles y las nucleares. “Inconformistas y buenos conocedores del terreno que pisan, no parece gente dispuesta a rendirse fácilmente”. Así les retrató este periodista en el acto del 17 de septiembre. Acto en el que se habló de los avances logrados en estos diez años, pero también de lo mucho que queda por hacer. Aquí una muestra de los temas pendientes:
– Si de verdad se quiere poner al ciudadano en el centro de la transición energética, como sostiene la Unión Europea y el Gobierno de España, hay que invertir más esfuerzos para explicarle a la gente cómo le puede beneficiar esa transición. Porque la energía es un bien básico en su vida.
– Eso no le interesa al oligopolio. Las distribuidoras dificultan el acceso a la información y a los datos, son una barrera para que nadie pueda competir con las grandes eléctricas. Que, de hecho, son las que más invierten ahora en publicidad para vender el autoconsumo que han estado tratando de frenar durante años.
– El autoconsumo colectivo (no todo el mundo tiene un tejado) y las comunidades energéticas son claves en esta transición. Hay que involucrar a los administradores de fincas para potenciarlos.
– Las normativas van demasiado lentas. Siguen sin trasponerse aspectos de las directivas europeas que regulan las comunidades energéticas y las comunidades ciudadanas de energía.
– No tiene sentido seguir pidiendo permisos de acceso y conexión para el autoconsumo con excedentes. Hay que hacer reservas para el autoconsumo en las redes saturadas.
– Legalizar una instalación de autoconsumo sigue pareciendo una yincana. El límite de los 500 metros o el reparto dinámico son asignaturas pendientes.
– La pobreza energética no para de crecer. La guerra en Ucrania ha multiplicado sus efectos y es fundamental tomar medidas para reducir esa pobreza.
– Hay que invertir en formación de instaladores y de personal cualificado. La calidad de las instalaciones es fundamental. Si brilla por su ausencia habremos dado un paso atrás.
– Eliminar ya las subvenciones al autoconsumo o concederlas solo con criterio social. Los recursos ahorrados se pueden destinar a aumentar la capacidad de la administración para agilizar las tramitaciones.
– La UE pide que haya una comunidad energética en los municipios con más de 10.000 habitantes en 2025. Se necesita mucha planificación para hacerlo bien.
– Ante la crisis de suministro de componentes, necesitamos invertir en producción local para no depender de terceros países. De lo contrario seguiremos siendo tan dependientes del exterior como lo somos ahora de los combustibles fósiles.
Hasta el mes que viene.
Luis Merino
lmerino@energias-renovables.com