Cortes de luz (ER 29)

Tertulia radiofónica matinal. Se habla sobre los cortes de luz que han desesperado últimamente a los sevillanos, abandonados por los vatios en plena ola de calor. Y no es sólo que durante horas hayan dejado de enfriar los aparatos de aire acondicionado. Es que se han descongelado las neveras de muchos establecimientos, han dejado de funcionar los ordenadores de las empresas y se han caído tantos sistemas de control –semáforos, por ejemplo– que cortan en seco cualquier apariencia de normalidad. Porque en nuestros días la electricidad es tan indispensable como el aire. Por eso resulta chocante que puedan repetirse, año tras año, episodios de este tipo.

Los tertulianos presentan sus argumentos y van desgranando el desconocimiento energético que caracteriza a la inmensa mayoría de los ciudadanos. Alguien dice que "los cortes están producidos por el aumento de la demanda, lo que es sinónimo de progreso". Y en medio del despiste siempre hay quien quiere llevar el ascua a su sardina, al insistir en que no deberíamos haber abandonado la energía nuclear. Como si el problema fuera de producción y no de distribución.

En algunos de los países más avanzados se ha optado por el cierre paulatino de las nucleares y sólo en España gastamos cada vez más energía por unidad de PIB, lo que es una clara muestra de retroceso, frente a la media europea que cada vez consume menos energía para hacer las mismas cosas, lo que sí es una muestra de progreso.

Insistir en la eficiencia o la utilización de fuentes renovables para la producción de electricidad deja de tener sentido cuando te quedas sin luz. Porque la garantía de un buen servicio es la base sobre la que se asienta cualquier política energética. El de la electricidad es un servicio público esencial. Y aunque es ofrecido por unas cuantas compañías, las administraciones pueden y deben de intervenir para asegurar que el servicio sea bueno.

Por ello, frente a todos esos planes de choque que dice haber puesto en marcha Sevillana Endesa –y que sólo les han servido para estrellarse durante varios días seguidos– las administraciones deberían exigir responsabilidades de verdad. Los consumidores ya han adelantado las dificultades, insalvables en muchos casos, para cobrar indemnizaciones por los daños producidos por esos cortes de luz. Y es evidente que mientras Endesa o cualquier otra compañía no tenga que pagar hasta el último euro de los perjuicios causados, seguirán pagando el pato los usuarios de un servicio que más parece de épocas pasadas.

Hasta el mes que viene
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