Dice el Gobierno que la suspensión “temporal” de las primas a las renovables es necesaria para poner freno al déficit de tarifa. Dice, también, que esta medida "no pondrá en riesgo el cumplimiento de los objetivos renovables con la Unión Europea". La primera afirmación solo admite dos posibilidades. Una: el Gobierno no se ha enterado aún de cuáles son las causas reales de los elevados costes del sistema eléctrico. Dos: no se atreve a contradecir a la todopoderosa Unesa. Si el Ejecutivo quiere acabar con el déficit de tarifa de verdad, ¿por qué no empieza por reducir los beneficios de nucleares e hidroeléctricas ya amortizadas?.
En cuanto a la segunda afirmación, ¿de verdad piensa que es creíble? El peso de las renovables en el mix energético era, al finalizar 2010, del 13,2% (datos oficiales de Industria) y para cumplir el compromiso con la UE debe ser del 20% en 2020. Falta, por tanto que se instale más de la mitad de lo ya instalado en renovables, y un parque eólico, una central de biomasa o una planta termosolar no se construyen, precisamente, en un par de meses. ¿Cuánto va a durar esta suspensión “temporal”? ¿Un año, dos, toda la legislatura?
Además, como si en España tuviéramos resuelto el problema del cambio climático y la seguridad energética, esta medida nos condena a liberar a la atmósfera aún más gases de efecto invernadero de los que ya emitimos (y, por tanto, a incumplir todavía más nuestros compromisos de reducción) y a seguir gastándonos verdaderas millonadas en importar gas y otros combustibles contaminantes cuando aquí nos sobra sol y viento.
¿Qué renovable, empresa, empleo, esfuerzo tecnológico... puede aguantar este nuevo varapalo? No, desde luego, las tecnologías limpias que están empezando a dar sus primeros pasos, pero tampoco las que, aún habiendo alcanzado un desarrollo tecnológico mayor, siguen necesitando de cierto apoyo para poder competir en el mercado. Tampoco podrán aguantar las empresas promotoras de pequeño o mediano tamaño, ya de por sí muy maltratadas por la crisis. Con esta medida, el Gobierno oscurece un poco más el ya de por sí oscuro futuro que tenemos por delante, se carga un tejido industrial de futuro y manda al paro a decenas de miles de trabajadores.
Las renovables no son el problema sino, junto al ahorro de energía y la eficiencia energética, la solución. Si hubiera tiempo quizá podríamos esperar a que las grandes eléctricas se hagan con el control de las energías limpias –que es, parece ser, lo único que frenaría sus constantes ataques a las renovables– una vez que los combustibles fósiles dejen de ser una buena inversión (para ellos, no para España). Pero tiempo no hay. ¿Alguna otra alternativa?: ¡pasémonos en masa al autoconsumo! (si nos dejan, claro).
Hasta el mes que viene.
Luis Merino
lmerino@energias-renovables.com
Pepa Mosquera
pmosquera@energias-renovables.com