En las últimas semanas hemos presentado desde la Asociación dos informes. El primero trata sobre la oportunidad de la electrificación para nuestra economía, “El Momento de la Electrificación: Energía Renovable para una Economía Competitiva”; y el segundo es la actualización del “Informe Anual del Autoconsumo Fotovoltaico”.
La electrificación, con todos sus matices e implicaciones, es el gran reto del sector energético. Y lo es porque el sector eléctrico lleva haciendo los deberes desde hace ya varios años, mientras que otros sectores, por las razones que sean, no los han hecho. Una de las gráficas del informe de electrificación muestra las emisiones por sectores: mientras el sector eléctrico ha pasado en una década de ser responsable del 27% de las emisiones al 14%, el sector transporte ha pasado, en ese mismo tiempo, del 34% al 43%. Y no es por falta de opciones, los biocarburantes reducen las emisiones asociadas a los combustibles fósiles en un 82% y el vehículo eléctrico utiliza una electricidad que ya está descarbonizada cerca del 80%. Así que con más biocarburantes o con más vehículos eléctricos el transporte no habría disparado su cuota de emisiones.
Las energías renovables nos proporcionan múltiples opciones para el cambio: tecnologías de generación eléctrica, biocarburantes, biomasa térmica, biogás… Todas las palancas serán necesarias para alcanzar nuestras metas, pero, hoy por hoy, la electrificación es la forma más rápida y eficiente de avanzar hacia nuestros objetivos.
Nuestro mix eléctrico cerró 2024 con un 56,8% de renovables, a esta cifra podemos sumar un 20% de nuclear para comprobar que el 77% de la generación eléctrica está ya descarbonizada. Podemos discrepar con la metodología, considerar si el bombeo debe ser contabilizado como renovable en mayor o menor medida, si el autoconsumo ha de incluirse en estas estadísticas o no, pero estaremos preocupándonos por detalles de tercera o cuarta derivada, el avance de las renovables en el sector eléctrico es incontestable.
El informe de electrificación, elaborado por NTT Data para APPA Renovables, cuantifica y muestra ejemplos de casos de éxito en países de nuestro entorno. También recomienda medidas para acelerar la electrificación, pero, si tuviera que elegir qué es lo más útil del informe, señalaría los ejemplos prácticos en los que la electrificación supone ahorros para ciudadanos y empresas. No se trata de anteponer el medioambiente a la economía, priorizar la electrificación es positivo tanto para la naturaleza como para nuestro bolsillo.
Una familia media gasta 2.225 € en satisfacer sus necesidades energéticas: 1.242 € en combustible para su vehículo; 633 € en calefacción, agua caliente sanitaria y refrigeración; y 351 € en iluminación y electrodomésticos. ¿Qué ocurre si cambiamos todos esos consumos por electricidad? La mayor eficiencia de los sistemas eléctricos y el menor coste de la electricidad implican un ahorro del 64%. En vez de pagar 2.225 €, la familia pasaría a pagar 792 €, un ahorro anual de 1.433 €.
En industrias, el ahorro también es claro. Para procesos industriales con temperaturas por debajo de 100 ºC, una bomba de calor industrial es, entre un 51% y un 61% más económica que su contrapartida fósil. Y la tecnología está introduciendo ya en el mercado soluciones para temperaturas más y más altas…
Ahora, si todos estos ahorros asociados a la electrificación son reales y suponen una fuerte reducción de emisiones, ¿qué ocurriría si combinásemos la electrificación con el autoconsumo? Ahí tendríamos una combinación ganadora.
La verdadera revolución energética llegará de la mano de las renovables, es tarea de la sociedad hacer que estos ahorros no sean los privilegios de unos pocos. Si conseguimos que la transición sea justa, y llevamos los beneficios del autoconsumo y la electrificación a aquellos que lo necesitan y no pueden permitirse la inversión inicial, entonces, ahí sí, tendremos la verdadera combinación ganadora.
