En ocasiones el ridículo roza el esperpento. Decenas de trajes encorbatados, una cinta, unas tijeras y un solo aplauso. Así fue, en esquema, el papelón del Secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, en la inauguración de GENERA, posiblemente una de las ferias internacionales de Energía y Medioambiente más importantes del mundo. Marca España. Un solo aplauso, solo uno, a modo de condena de una política energética que no merece ni la cortesía, habitual por obligada, en actos tan protocolarios como la tijera que corta una cinta.
La tijera necesita vacaciones. Trabaja mucho. La última vez 1.700 millones de euros, según las estimaciones de la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMVC). Y si ya es difícil soportar, sin perder toda la savia, una poda que cada vez más se parece a una tala inmisericorde, se antoja imposible aceptar determinadas aseveraciones. Podo y mando. Los ejemplos son multitud, pero por no descontextualizar parece acertado exponer la justificación del ministro de Industria, Energía y Turismo al recorte de los 1.700 millones. Y hacerlo con literalidad para evitar manipulaciones y malignidades del mensajero.
El pasado 4 de abril el ministerio envió a los medios de comunicación un archivo de voz de 49 segundos de duración en el que se escucha a José Manuel Soria explicar los nuevos recortes. Este es el contenido íntegro:
- J. M. Soria: “Estamos apostando por las energías renovables, pero eso sí ajustando el nivel de incentivos que se le pueden dar entre otras cosas porque si continuábamos con los incentivos que teníamos anteriormente el sistema simplemente no podría soportarlo”.
- Periodista: “El recorte a las eólicas es quizá el más importante, el que cuantitativamente pierde más dinero. ¿No temen algún tipo de acción?”.
- J. M. Soria: “Bueno, digamos que no hay que verlo en términos de cuánto dinero pierden sino sobre todo cuánto dinero de menos vamos a pagar los españoles en nuestro recibo de la luz como consecuencia de que esos incentivos son inferiores, por tanto van a ser menos retribuidos, y por tanto menos vamos a pagar en el recibo de la luz. Ese es exactamente el argumento”.
Las reflexiones que suscitan esas palabras son múltiples. Empezando por lo básico “el nivel de incentivos que se le pueden dar” es una expresión más que dudosa. El verbo dar (donar señala en primera acepción la RAE) es impropio por intencionadamente confuso. Se refiere el ministro a las famosas “primas” que se concibieron como el pago por la producción limpia de energía. No como una dádiva, por tanto.
En la segunda respuesta el ministro afirma que los recortes permitirán que baje el recibo de la luz. Otra vez Soria sucumbe a la tentación de ¿criminalizar? las energías renovables cuando su participación en el mix energético es la que reduce la factura eléctrica. En el último trimestre de 2013 el precio medio de la electricidad fue de 52,43 €/MWh con una generación renovable del 39,87%. En el primer trimestre de 2014 la generación renovable se elevó hasta el 55,27%, reduciendo el precio medio a 26,09 €/MWh. Exactamente a la mitad. ¿Son necesarias más explicaciones?
La respuesta gubernamental a datos como el anterior, o hechos como que el pasado 26 de marzo las renovables generaran el 62% de la electricidad que se consumió y que en abril la energía solar produjera más que el gas y el carbón, es incidir en el error. Si las fuentes limpias han demostrado capacidad de generación y de abaratamiento parece de cajón transitar en esa dirección. Pues no. En España no se instalará ni un solo MW renovable al menos hasta 2018, según el último informe de la CNMC sobre la demanda de energía eléctrica y de gas natural, sumando otros cuatro años de retraso a la ralentización-paralización y recorte que inició el último gobierno socialista y que impulsa el ejecutivo popular. En este asunto PSOE y PP adelantaron el “Pacto de Estado” que, se asegura, habrá si el actual bipartidismo peligra. Con el beneplácito del IBEX 35, por supuesto.
El fracaso del ministerio de Industria, Energía y Turismo se expresa en cifras. Los datos oficiales del gobierno elevan a 57.162 millones de euros las importaciones de combustibles fósiles en 2013 (45.000 en petróleo y el resto en gas natural). Para clarificar la desproporción, España se gastó 1 millón de euros cada 10 minutos. Y esa cantidad equivale a un 22,8% del déficit comercial, más de la quinta parte del total.
El gasto en combustibles fósiles del ministerio de Industria contrasta con los ingresos del ministerio de Turismo. Contrasta consigo mismo. El balance de pagos del Banco de España indica que los ingresos por turismo extranjero en 2013 fueron de 45.153 millones de euros, un 3,7% más que en 2012, situándose en el segundo lugar de las exportaciones detrás de la venta de bienes de equipo. Es decir, la partida turismo, que oficialmente se enarbola como motor patrio, es inferior al gasto en la compra de combustibles fósiles.
Probablemente no es muy ortodoxo situar en el mismo folio ambas cifras, pero esa licencia permite aclarar magnitudes. Vista la luz, se debe establecer otro parámetro. Los 57.162 millones de euros que se gastó industria solo en el año 2013 en petróleo y gas superan en 19.596 millones de euros las primas que han recibido las energías renovables desde 1998 a 2013, durante 16 años. Y la barbaridad contable se ha producido en un contexto de menos consumo. La demanda de energía se situó el año pasado a niveles de 1999, reduciendo la dependencia energética con el exterior al 71,2%, según los datos de Industria, muy por encima del 53,3% de media en la Unión Europea. En esa reducción, sin duda, mucho tuvo que ver que el peso renovable fuera del 16,6%.
El camino está claro, pero las tijeras mecánicas seguirán recortando. Sin piedad, sin descanso. Tenaces, rítmicas e inagotables. ¿Inagotables? No querrá la ironía que el combustible que las mueve sea inagotable… Sol y viento.