La decisión del Consejo Europeo de aplazar las medidas sobre energía para reducir la dependencia del gas y el petróleo ruso a raíz de la crisis de Ucrania es una demostración de la débil posición europea en la escena internacional y de las dificultades para desarrollar una política energética común. Los intereses nacionales siguen impidiendo una visión energética supranacional y convierten la seguridad de suministro y los impactos del cambio climático en dos cuellos de botella para el futuro de Europa.
El reciente informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU cuantificaba el coste de los impactos ambientales en la Unión Europea en 17.000 M€ anuales por menos glaciares, más inundaciones, erosión y deterioro de los litorales, calor extremo, estancamiento de las cosechas, incendios y escasez de agua. La reunión del Secretario de Estado estadounidense y la alta representante de la UE para la Política Exterior han enfriado aún más las alternativas a la alta dependencia energética de Europa ya que las rutas del gas por el sur, a través del Caspio y Oriente Medio, carecen de infraestructuras y la compra de gas a EEUU aún tardará tres o cuatro años. El coste de ambas alternativas es incalculable y, por el contrario, la interdependencia energética y financiera entre Rusia y la UE es mutua, por lo que no cabe esperar cambios en la actual situación.
La tortuga europea no servirá de nada cuando las inversiones que Gazprom está realizando en el interior de Rusia desvíen las exportaciones rusas para abastecer su consumo interno en los fríos inviernos, ni servirá cuando los fenómenos atmosféricos extremos se repitan en Europa todos los años. Si Europa ha incumplido en los últimos doce años sus propios acuerdos para alcanzar una capacidad de interconexión del 10% de su demanda punta, nada indica que no puedan pasar otros doce años si analizamos las inversiones aprobadas en noviembre para redes, según las cuales, la interconexión entre Francia y España no alcanzará el 4%.
En España este escenario se ha visto como el espejismo de quien ve agua en el desierto. Se ha pasado de la preocupación por el déficit de más de 3.000 M€ en la tarifa del gas a pedir una reforma gasista que incremente las importaciones y el consumo en plena crisis de demanda para convertir al país en un gran nudo de suministro internacional del gas que compramos y pagamos a Argelia aunque no lo necesitemos. El gas atraviesa una fenomenal crisis por las desmesuradas inversiones realizadas durante la última década, en régimen liberalizado, que han desembocado en una sobrecapacidad y una infrautilización de infraestructuras que representan un enorme sobrecoste.
En 2013 GDF Suez redujo el valor de sus infraestructuras de gas en 9.737 M€ por su menor grado de utilización; por el contrario, en España se siguen firmando nuevos contratos de abastecimiento a largo plazo con Azerbaiyán, Rusia, Argelia y EEUU y se piden al Gobierno más ayudas y pagos por capacidad para sostener la rentabilidad de las inversiones gasistas. La dependencia del gas argelino ha superado el 50%, lo que la convierte en un riesgo para la seguridad nacional que no aborda la reforma energética. Afrontar la crisis del sector gasista con más consumo y dependencia energética y paralizando la producción renovable es irracional y solo conduce a otra crisis mayor.
Es urgente abrir un debate energético europeísta. Cumplir los objetivos de 2020 en renovables, eficiencia energética, reducción de CO2 e interconexiones para afianzar el liderazgo de Europa en un modelo de transición hacia una economía baja en carbono y competitiva, estableciendo objetivos más ambiciosos para 2030 y una política de lucha contra el cambio climático que abra la competencia a la eficiencia energética, las fuentes renovables y la generación descentralizada como instrumentos prioritarios para reducir la dependencia energética y los costes de la energía.
La Oficina de Javier García Breva quiere contribuir a este debate a través de la jornada que sobre “”El liderazgo energético de Europa 2030” tendrá lugar el próximo día 22 de abril a las 10:30 horas en La Casa Encendida, con la participación de representantes de las embajadas de Alemania y Dinamarca y distintos sectores de la sociedad implicados en una nueva cultura energética vinculada al desarrollo de la industria y de la reactivación económica.
Jornada El liderazgo Energético de Europa 2023
La jornada abordará los siguientes puntos:
• 10:30-10:50. Desafíos energéticos y políticas de la Unión Europea. Posicionamiento de las instituciones europeas ante el horizonte 2030. Javier García Breva, experto en políticas energéticas.
• 10:50-11:15. La política energética de Dinamarca en el horizonte de 2030. Son posibles objetivos más ambiciosos.
Mikkel Larsen. Agregado de Comunicación de la Embajada de Dinamarca.
• 11:15-11:40. La política energética de Alemania en el horizonte 2030 y su relación con la industria y la economía.
Carolina Probst. Consejera de Agricultura y Medio Ambiente de la Embajada de la República Federal de Alemania.
• 11:40-12:05. La reforma energética en España y sus impactos en la industria eólica. José López-Tafall. Presidente de la Asociación Empresarial Eólica.
• 12:05-12:30. La cultura energética, los consumidores y el modelo de negocio energético. Santiago Carcar. Periodista.
• 12:30-12:55. Objetivos para la transición hacia un cambio de modelo energético. Cote Romero. Platafaforma por un Nuevo Modelo Energético.
• 12:55-13:30. Debate y conclusiones.