Las cuentas del sector eléctrico en el primer trimestre de 2017 han sorprendido. El precio del mercado mayorista se ha elevado tanto que ha encarecido la producción con gas y carbón y reducido los beneficios de las eléctricas un 10,4% de media. La falta de lluvias ha hundido la producción hidráulica, no compensada por la energía eólica. Faltan renovables para bajar el precio mayorista y asegurar la rentabilidad del mix energético.
Como la lluvia no la regula el Ministerio de Energía, se introduce más eólica. Estaba anunciado en la explicación del Gobierno al RDL 1/2012 de moratoria renovable. La subasta renovable no ha sido neutral sino dirigida a la eólica porque complementa un mix centralizado, dependiente de los combustibles fósiles, incompatible con las fuentes idóneas para un mix de generación descentralizada, como la fotovoltaica, biomasa, minieólica o geotermia.
La subasta también es especulativa. Nuestro sistema energético pertenece, en más del 50%, a inversores extranjeros que han protagonizado las mayores operaciones de compra venta de activos a gran escala en el sector energético español, incluyendo las renovables y las redes de gas, petróleo y electricidad. Su único objetivo es conseguir el mayor dividendo y rentabilidad a sus inversiones.
Los inversores extranjeros han estado presentes en la subasta. Los megavatios adjudicados mejoran el valor de las empresas adjudicatarias en las que participan. Por eso el interés de las eléctricas tradicionales por participar, cuando hasta ayer atacaban furiosamente a las renovables. Nuevas operaciones corporativas vendrán en el futuro en un proceso conocido y dañino para las renovables.
Los perdedores, como establecen la Ley 24/2013 y la Ley 18/2014, serán los consumidores:
—1. El sistema eléctrico y gasista seguirá generando déficit estructural por el excesivo peso del gas y el carbón en la fijación del precio de la energía en el mercado mayorista que se traslada a los peajes.
—2. Se mantienen la moratoria renovable (se han subastado 3.000 MW frente a los 8.500 aprobados en la Planificación 2015-2020), la regulación contra la generación distribuida, contra el autoconsumo compartido y la penalización al ahorro de energía para evitar que desciendan los ingresos del sector eléctrico convencional. Persisten las barreras para que los consumidores puedan reducir su factura energética. La contradicción con el apoyo al autoconsumo y la eficiencia energética del “paquete de invierno” que ha propuesto la Comisión Europea deparará un interesante conflicto.
—3. En 2016 y 2017 la primera inversión energética en el mundo ha sido la solar fotovoltaica, el 58% del total, más que la eólica y más que el gas, el carbón y la nuclear juntos. Es el mejor instrumento para la gestión de la demanda en todo el mundo. El autoconsumo fotovoltaico crece sin parar en EEUU, Australia, China, Alemania, Reino Unido o Francia como alternativa más barata que el gas. España, por el contrario, seguirá penalizando el acceso a la energía solar.
La política contra las renovables del Ministerio de Energía ha rozado el ridículo en el tribunal de arbitraje internacional del CIADI y ha sido condenada porque el Gobierno no ha aportado ni un solo argumento sobre lo malas que son las renovables. El cortoplacismo de la reforma energética para parar las energías limpias pone en riesgo la seguridad energética ante la pérdida de competitividad de los combustibles fósiles y el descenso de la demanda de energía primaria.
La gran puerta que se abre ahora es el cambio de modelo energético de abajo arriba, a través de la iniciativa de los municipios y regiones, porque esa es la naturaleza de las nuevas directivas europeas. Por eso al Gobierno no le ha gustado el “paquete de invierno”.