Al tercer año de reforma energética los males siguen creciendo: ha subido la luz, han crecido el déficit de tarifa, la incertidumbre regulatoria y la inseguridad jurídica. El cortoplacismo político y el corporativismo de las grandes empresas energéticas han llenado de torpeza e improvisación la reforma eléctrica con un diagnóstico parcial e interesado de la realidad que está inflando tres globos en medio de una crisis de modelo económico y energético.
El primer globo es convertir a España en un gran intermediario del suministro de gas a Europa a raíz de la crisis de Ucrania. El Ministro Soria no se ha cortado, España puede suministrar el 50% de los 162.700 millones de metros cúbicos de gas que Europa importa de Rusia y los medios hablan de “la alternativa española al gas ruso”. Tanto entusiasmo se olvida de que la capacidad de interconexión con Francia es de solo 5.000 millones de metros cúbicos, que hace cinco meses la Comisión Europea aprobó las inversiones en redes transeuropeas y esa capacidad no va aumentar significativamente antes de 2020, que las alternativas de nuevos gasoductos de Asia a Europa sin atravesar Rusia no existen y que importar gas de EEUU tampoco es posible a corto plazo. Nadie habla de costes ni quién los asumiría y olvidan algo determinante: el gas no es de España sino de Argelia.
Las elecciones presidenciales en Argelia pueden dar lugar a una “primavera árabe” que, con una población mayoritariamente joven y sin expectativas, supondrá un encarecimiento del gas. Esta es la realidad que hay que analizar ante la situación crítica del sector gasista español por el descenso de la demanda, infrautilización de regasificadoras y centrales de gas, dependencia superior al 50% del gas argelino, déficit descontrolado en la tarifa del gas y una enorme sobrecapacidad por decisiones empresariales erróneas.
El segundo globo es consecuencia de la reforma eléctrica que garantiza un precio alto de la energía en el mercado mayorista. La mayor queja del sector gasista es el derrumbe de los precios de la energía por la mayor entrada de renovables. La reforma ha impuesto que hasta 2018 no se conecte ni un kilovatio renovable más y que la producción renovable baje con los nuevos parámetros retributivos. Si con más renovables se ha reducido el precio de la energía, sin renovables el precio subirá. Tampoco el Ministro Soria se ha cortado al afirmar que eso beneficiará a los consumidores, olvidando que un pool alto provocó la subida de la luz en la subasta del mes de diciembre de 2013 y la mayor producción renovable la rebajó al 50% al mes siguiente. Si el gas sigue referenciando los precios del pool, la luz subirá.
El Comisario J. Almunia tampoco se cortó al afirmar que las renovables distorsionan la competencia y debilitan la generación con otras fuentes. Se olvida de la defensa que Europa ha hecho siempre de los beneficios que aportan las renovables, de que rebajan el precio mayorista de la electricidad y reducen las importaciones energéticas. Por hacer rentable el gas se está perdiendo el norte; por eso, la agencia FICHT anunció que la volatilidad del pool hará necesaria una nueva intervención del precio de la luz.
El tercer globo lo acaba de anunciar el tercer informe sobre Cambio Climático de la ONU: solo un cambio radical del mix energético podrá evitar el desastre climático por el incremento de emisiones de CO2 y la solución pasa por eliminar las ayudas e inversiones en combustibles fósiles y cuadruplicar los objetivos de renovables. Pero como el CO2 es incoloro, inodoro e insípido, ha desaparecido de las preocupaciones políticas, a pesar de que la tierra es el globo donde vivimos todos.