Algunos lectores me han pedido que escriba algo positivo y me he propuesto hacer una columna alegre. Pero el último mes no da para tanto pues de pronto me sorprende una noticia de muerte: El Fondo Monetario Internacional alerta del riesgo de que la gente viva más de lo esperado, ya que vivir más supone un riesgo financiero importante. Imagínense para un país como el nuestro con una esperanza de vida de 81 años y un fondo de reserva para las pensiones de más de 66.000 millones invertidos casi en su totalidad en deuda española. Al final el FMI propone que las aseguradoras privadas vengan a salvar nuestra longevidad. Este es un ejemplo de lo que en otra columna definí como los economistas que corrompen la política.
Me acordé del libro de James Lovelock, “La Venganza de la Tierra”, donde planteaba como solución para salvar el planeta la energía nuclear y el frenazo al crecimiento demográfico con controles de natalidad y no investigar más en la esperanza de vida. Otro que tal. Lo peor es que este pensamiento es propio de gente muy triste.
Antonio Barrero, en un magnífico artículo para esta casa, anuncia que “todas las renovables entrarán en vía muerta en 2013”. Otra noticia de muerte. La CNE prevé que a partir del año que viene no se instalará ni un solo nuevo kilovatio de origen renovable por culpa de la moratoria aprobada por el Gobierno; por el contrario, crecerá el consumo de gas para generar electricidad a pesar de que sus precios han aumentado un 90% desde 2009.
Mientras la Agencia Internacional de la Energía sigue advirtiendo a los gobiernos que el crecimiento del consumo de hidrocarburos es superior al crecimiento de sus reservas y confirma el declive de los combustibles fósiles, aquí se sigue incentivando el mayor consumo de gas y de petróleo que debemos importar de fuera a precios cada vez más elevados, en detrimento de nuestra soberanía e independencia energética. También se estudia elevar la velocidad máxima en carreteras a 130 km/h porque se considera que a esa velocidad no se mata más gente, pero nadie dice que se consumirá más gasolina. ¿Y cómo se nos quedó la cara al repostar a 1,55 € litro? Además de tristes, insensatos.
El viaje importante del Rey no ha sido el que ha llenado los titulares sino el viaje relámpago que hizo antes a Kuwait para pedir petróleo a los jeques árabes y sustituir al que compramos a Irán; todo el ruido de los problemas entre España y Argentina por REPSOL son la consecuencia del enorme riesgo de una política energética volcada en la defensa del petróleo y del gas que ahonda más la dependencia energética de los países, merman su riqueza y destrozan el territorio. La economía de los combustibles fósiles no solo es la más cara, conflictiva e insegura, sino que está en el origen de las crisis financieras por su volatilidad. ¿Qué sentido puede tener seguir invirtiendo en fuentes energéticas fósiles que impiden nuestra independencia energética y poner freno a las únicas fuentes que nos la pueden proporcionar como son las renovables? ¿Qué sentido tiene velar por la seguridad jurídica de las petroleras y gasistas en el exterior y negársela a las renovables en su propio país? Además de tristes, miopes.
Se dice que la alegría alarga la vida; si sabemos quiénes son los tristes, ¿qué puede haber más alegre que la defensa de las renovables? De mayor quiero morirme, sí; pero de risa.