Javier García Breva
Director general de SOLYNOVA ENERGIA
jgarciabreva@solynova.com
En las últimas semanas hemos visto que CEPSA, otra de las grandes energéticas, ha dejado de ser española o cómo ENEL ha manifestado, no sin cierto cinismo, que conservará la identidad nacional de ENDESA; por el contrario, APPA denunciaba el cierre de más de la mitad de las plantas de biocarburantes o CC.OO. la destrucción de empleo en el sector fotovoltaico. Es la economía energética especulativa que tenemos.
Recientemente, Anthony Giddens acertó al decir que en la actual situación de crisis, las inversiones en el cambio de modelo energético van a ser claves y a ello habría que dedicar el 20% de los fondos destinados a la recuperación económica. También el premio Nóbel Paul Krugman decía, delante del Presidente Zapatero, que “ahora hacen falta políticas drásticas, no convencionales, para un mundo que no va a seguir siendo lo que era”.Estas consideraciones contrastan con la inoperancia de nuestra política energética que debería convertirse ya en uno de los principales instrumentos para afrontar la crisis económica.
Los próximos meses van a ser decisivos. La nueva directiva europea de renovables se publicará este mes de mayo, la transposición a nuestra legislación deberá hacerse en dieciocho meses y en junio de 2010 deberá estar aprobado el Plan de Acción de Renovables 2011-2020. En los últimos cinco años nuestra industria e I+D se han colocado a la cabeza del mundo en eólica y solar, sin embargo el porcentaje de consumo de renovables apenas se ha incrementado. España debe hacer mucho más en renovables y la actual regulación debe abandonar su permanente posición de poner barreras al desarrollo interior de la demanda de renovables. La nueva Directiva es una oportunidad para crear riqueza, empleo y competitividad porque es una excelente norma para el Estado que quiera hacer renovables. Que la economía española sepa aprovechar esta gran ventaja va a depender únicamente de la voluntad del Gobierno porque la industria nacional ya ha demostrado de lo que es capaz aquí y fuera de nuestro país.
España está obligada a plantearse objetivos mucho más ambiciosos para la próxima década y la Directiva hace posible alcanzar en 2020 hasta un 30% de consumo final bruto de renovables y un millón de nuevos puestos de trabajo. Se trata de objetivos alcanzables. La Directiva fija unos objetivos mínimos y permite que el Estado Miembro que quiera superar el objetivo final asignado lo pueda hacer a través de proyectos conjuntos con otros Estados Miembros y con terceros países. En nuestro caso, las empresas de renovables han adquirido un grado de internacionalización tan elevado que en 2009 van a invertir más en el exterior que dentro de su país y el anillo de energía mediterráneo, en el que ya está invirtiendo Europa, va a llenar de renovables el norte de Africa. Esto quiere decir que el objetivo del 20% en España es posible incrementarlo hasta el 30% aprovechando los mecanismos flexibles que prevé la Directiva. Esta es una gran oportunidad para la industria nacional.
En cuanto al empleo, cabe señalar que la Directiva también establece que el objetivo de ahorro del 20% en el consumo de energía para 2020 ha de hacerse con renovables y con su integración en los sectores de la edificación y el transporte. El objetivo mínimo del 20% de renovables que fija la directiva nos obliga a triplicar el esfuerzo hecho en los últimos veinticinco años, lo que en puestos de trabajo sobre lo previsto para 2010, representaría cerca de 500.000 nuevos empleos hasta 2020 y si añadimos el empleo que puede generar la integración de renovables en la rehabilitación del 20% del parque de más de 25 millones de viviendas y edificios, mas el empleo necesario para crear la red de suministro de energía renovable para los coches eléctricos, es bastante razonable alcanzar otros 500.000 nuevos puestos de trabajo. Es un excelente yacimiento de un millón de empleos.
Es la hora de las convicciones para trasladar a una verdadera Planificación Energética la oportunidad que representan las renovables en la actual crisis económica, para modificar el modelo de crecimiento y el actual modelo energético.