La energía solar fotovoltaica ha cubierto en abril el 3,9% de la demanda en España, en Italia llegó en 2013 al 7% y Alemania al 5%. Hace diez años se dijo que eso era imposible, que antes se caería la red, como también se dijo que en el sistema no cabían más de 10.000 MW eólicos y se desconocía la termosolar, a pesar de que desde 1.977 ya se desarrollaba en la Plataforma Solar de Almería. Al mirar atrás, si algo ha quedado claro es que para las renovables no hay objetivos imposibles.
Durante la presente década las tecnologías renovables están alcanzando la competitividad con el gas. Con los últimos datos de EurObserv´ER la nueva potencia fotovoltaica ya es competitiva con las fuentes tradicionales en EEUU, Alemania, Holanda, Italia, Austria y también en España. En el horizonte 2020-2030 la fotovoltaica representará hasta un 15% de la producción eléctrica en Europa gracias al impacto de las economías de escala y al desarrollo del autoconsumo.
China, EEUU y Japón han decidido acelerar la transición energética hacia un modelo con más renovables que sustituyan a las fuentes convencionales y su política de facilitar el crecimiento del mercado FV producirá una reducción mayor de costes. En la Unión Europea, frente al inasumible coste de la dependencia energética, los Estados miembros están divididos en cuanto a la política de renovables y las presiones de las eléctricas, en plena crisis del euro, han provocado la pérdida del liderazgo mundial FV, justo en el momento en el que las dos grandes potencias, EEUU y China, compiten por el liderazgo mundial basado en las políticas de sostenibilidad.
Hay países como Alemania, Reino Unido, Italia, Francia y Grecia que han decidido objetivos y políticas de crecimiento FV para 2020; por el contrario, España en 2013 se ha situado a la cola del crecimiento FV y la decisión del Gobierno de no dejar instalar ni un solo nuevo kilovatio hasta 2018 ha hecho desaparecer la nueva inversión y destruir o deslocalizar la industria FV. La aplicación de la retroactividad a las inversiones ya realizadas ha acabado con el liderazgo de la industria renovable española y ha arruinado a decenas de miles de pequeños inversores ante el estupor y el desprestigio internacional.
El crecimiento de la FV es imparable y va a depender de la decisión política de contar con una estrategia energética a largo plazo que de seguridad a las inversiones y con el desarrollo del autoconsumo FV. La generación descentralizada con renovables va a ser el modelo triunfador en la transición energética que ya ha comenzado y el país que antes avance tendrá la tecnología y la venderá a todo el mundo.
Qué lejos queda la reforma eléctrica del actual Gobierno de las tendencias globales que están determinando el futuro del mundo. Por mantener un precio alto de la energía y proteger la generación eléctrica convencional se han levantado nuevas barreras al autoconsumo FV, la generación distribuida y la nueva potencia renovable sobre la base de que un mayor esfuerzo en eficiencia energética es un obstáculo para la recuperación económica, como se manifestó en el voto del Gobierno contra la directiva de eficiencia energética.
El acceso a la FV y al autoconsumo reduce la factura al consumidor final y esa es la realidad que se oculta detrás del riesgo regulatorio que se impone a las renovables. El reto de la FV es construir una alianza con la sociedad, porque detrás de las renovables está el bienestar de todos. Reivindicar la FV es luchar por la democratización de la energía y prevenir la próxima crisis climática. Razones suficientes para estar con Anpier el próximo 21 de junio.