El Banco de España acaba de advertir que el grifo del crédito seguirá cerrado y desde la Oficina Económica de Presidencia del Gobierno se confirma que eso es bueno dado el exceso de deuda acumulada. El Banco Santander confirma que el crédito caerá más en los dos próximos años y el BBVA pide como solución que España tenga la mayor flexibilidad laboral. A nadie se le ha ocurrido que lo importante para la recuperación económica es cambiar nuestro modelo económico con nuevas especializaciones productivas para competir en los mercados y que el empleo no se recupera con desregulación laboral sino avanzando hacia una economía más innovadora.
La alta dependencia española del petróleo lastra la competitividad de la economía. Mientras en la UE el crudo aporta el 36,6% de la energía total, en España es el 48,5% y dos terceras partes del déficit comercial. Nuestro modelo energético es también una amenaza a la recuperación por sus costosas importaciones y por el descontrolado consumo de combustibles fósiles. El frenazo impuesto a las fuentes renovables solo hace agravar el atraso de nuestra economía. Después de las elecciones del 22 de mayo se anuncian nuevos ajustes fiscales, nuevas ayudas a los bancos y cajas y más ayudas al gas; y en el Anteproyecto de Ley del Sector Eléctrico, el Ministerio de Industria, después de arruinar la fotovoltaica, se propone acabar con la seguridad jurídica y económica para todas las renovables.
Lo que se constata, ante la extrema gravedad de nuestra crisis, es que los economistas que han mandado y mandan en las instituciones del país nos han engañado permanentemente. Ni teníamos el mejor sistema financiero, ni éramos la octava potencia, ni había milagro español, ni la energía era abundante y barata. Estos economistas, en el Banco de España, en los ministerios de Economía y de Industria, en las agencias de calificación y en los servicios de estudios, lo que han defendido es un modelo macroeconómico que permitiera amasar dinero sin límite a los monopolios financieros y energéticos. No hay más que ver la inmoralidad de las retribuciones de sus ejecutivos para comprender que es un modelo que solo avanza en las desigualdades y no sirve para cambiar el modelo económico y energético convirtiendo la crisis en oportunidad.
Es la “economía vudú” que desde Reagan hasta Bush ha alimentado todas las crisis y que en España tiene ejemplos señalados. ¿Quién pagará los bancos malos de las cajas? ¿Quién paga el déficit de tarifa, los CTC,s, las Opas energéticas, los pagos por disponibilidad, la falta de competencia de la luz y la gasolina, la mayor intensidad energética o la contaminación atmosférica? Es el modelo que premia con generosos bonos la contabilidad creativa y la falta de transparencia para que millones de consumidores cautivos paguen los déficits que provoca una regulación pensada para optimizar el beneficio de unos pocos.
Mientras suben los precios del gas y del petróleo y los costes de las nucleares, se frenan las renovables y se apuesta por más carbón, más gas y más nuclear. Es la visión economicista de la energía de estos economistas que igual que impiden el crecimiento con más ajustes, sin cambiar el patrón de nuestra economía, levantan todas las barreras a un cambio de modelo energético basado en el consumo masivo de energías limpias.
Las renovables son el mejor instrumento para el cambio del modelo productivo al introducir una nueva especialización innovadora y eficiente en nuestra economía. Pero hace tiempo que estos economistas que nos gobiernan decidieron separar la política energética de la política industrial y la ausencia de esa base industrial es la que ahora nos condena a una crisis más larga y desigual. Por eso no comprenden el valor estratégico de las renovables.
Respondiendo a Antonio Martínez quiero aclarar que la columna no se refiere a todos los economistas si no a aquellos que dirigen las instituciones que se mencionan y cuyas opiniones conforman en buena medida la política económica de un pais. No hay, pues, intención alguna de generalizar. Por otro lado, a esta columna le debe de seguir otra sobre los políticos que corrompieron la economía y que espero hacer en futuras columnas.