Mientras media España celebra el advenimiento de Luis de Guindos a la vicepresidencia del Banco Central Europeo (BCE), Bruselas ha presentado su informe sobre la economía española que refleja cómo la recuperación económica se ha basado en un aumento de la desigualdad, la pobreza y la caída de la inversión en I+D+i. Según la Comisión Europea, “España presenta una limitada proporción de actividades de mayor valor añadido en su estructura económica” que determina una baja evolución de la productividad, sobre todo en los sectores poco abiertos a la competencia.
La abultada deuda pública y privada, cita el informe de Bruselas, indica que la vulnerabilidad de España ante una futura crisis sigue estando ahí. La nueva burbuja del alquiler, que el propio Gobierno está alimentando, confirma el diagnóstico. Está claro que los méritos de Guindos han sido otros; que su primer valedor haya sido Alemania ayuda a entenderlo.
Hace tiempo que el Banco Central alemán (Bundesbank o BUBA) quiere copar toda la estructura del BCE y acabar con la política de estímulos financieros de su actual presidente, Mario Draghi, para seguir aplicando las políticas de los “austericidas” de la Unión Europea. Y Luis de Guindos es uno de ellos.
Las políticas de austeridad, aplicadas por los ministros Guindos y Montoro, han tenido especial interés en penalizar el desarrollo del conocimiento y la investigación; era más fácil eso que poner orden en los oligopolios y prácticas contra la competencia. Se han valido del principio de estabilidad presupuestaria para limitar la ejecución del gasto en I+D+i, incluyendo los recursos provenientes de los fondos europeos, para levantar barreras al desarrollo de una economía con más valor añadido que nos proteja ante futuras crisis.
La política contra las renovables ha sido también contra la innovación necesaria para cambiar la estructura económica que nos llevó a la recesión. La Plataforma Solar de Almería, dependiente del Ministerio de Economía, ha sido desde 1977 el primer centro mundial de investigación en energía solar y ha liderado los mayores avances de las tecnologías solares. Pero al no poder gastar los ingresos que recibe de la Comisión Europea por las restricciones presupuestarias, está abocada a despedir a sus investigadores, a no poder mantener sus instalaciones y a devolver el dinero de Europa.
Luis de Guindos ha sido también ministro de competitividad. La competitividad es la suma del conocimiento de la tecnología, la eficiencia en el uso de los recursos y la innovación en los procesos productivos. Por eso Eurostat incluyó las renovables y la eficiencia energética entre los factores de competitividad; por el contrario, los gobiernos españoles han aplicado una política contra esos factores de competitividad, solo para sostener la rentabilidad de los sectores energéticos convencionales.
El liderazgo de España en energía solar se destruyó, mientras todos los análisis de prospectiva tecnológica la han señalado como la primera fuente de energía en todo el mundo por su flexibilidad y descenso de costes. Se ha ignorado que la mejora de la competitividad de España requiere voluntad para cambiar su modelo energético sobre el principio de sustituir la energía que no tenemos y que importamos del exterior, como los combustibles fósiles, por la energía que tenemos disponible a coste cero, como es la energía del sol.
El desprecio al conocimiento aplicado mediante una política de austeridad selectiva ha impedido hasta ahora incorporar el valor añadido de la innovación energética en el sistema productivo. ¿Pero cuántos políticos conocen la Plataforma Solar de Almería? Bruselas considera que la inversión de España en I+D se quedará en torno a un 60% por debajo del nivel europeo en 2020. Es el mérito de Guindos.