En 2020, numerosas empresas de los sectores del acero, el cemento, el transporte y la energía anunciaron ambiciosos planes para descarbonizar sus operaciones, con el hidrógeno bajo en carbono como vector principal para lograrlo. Sin embargo, de acuerdo con un informe presentado este mes de enero por GlobalData, estos planes no acaban de cumplirse, fundamentalmente debido a que la demanda de hidrógeno no está aumentando al ritmo previsto hace cinco años. Debido a ello, “la economía del hidrógeno se encuentra actualmente en la fase crítica de su desarrollo”.
Desde GlobalData señalan que en el cuarto trimestre de 2024 se anunciaron 915 ktpa de nueva capacidad en 21 proyectos. “Sin embargo, las perspectivas de capacidad siguen mostrando una tendencia ligeramente negativa debido a la paralización y cancelación de proyectos de hidrógeno bajo en carbono”, añaden. Según la compañía de análisis de datos, de mopmento, el segundo trimestre de 2024 sigue siendo el mejor en términos de aumento de capacidad, con el anuncio de 2,2 millones de toneladas de capacidad en 14 proyectos.
El informe de GlobalData revela que se espera que alrededor del 83% de la capacidad de hidrógeno bajo en carbono que entre en funcionamiento en 2030 proceda de plantas de hidrógeno verde, mientras que el resto sea de hidrógeno azul (gas). Sólo un 2% de la capacidad total prevista para 2030 está actualmente en funcionamiento.
Ravindra Puranik, analista de petróleo y gas de GlobalData, se muestra convencido, no obstante, de que el hidrógeno bajo en carbono está llamado a ocupar un papel crucial en los esfuerzos de descarbonización de varios sectores verticales de la industria que hacen un uso intensivo de la energía. “Dado que el hidrógeno es una materia prima esencial en los procesos derivados del petróleo y el gas, el cambio al hidrógeno bajo en carbono ayudaría a estas empresas a reducir su huella de emisiones. También tiene un enorme potencial en el sector del transporte, especialmente en aplicaciones marinas y de vehículos pesados, debido a sus propiedades de densidad energética”, explica.
Puranik advierte, no obstante, que para que ese gran potencial se desarrolle, “es necesario que la red de distribución de hidrógeno se amplíe a gran escala , lo que incluye la adición de nuevas tuberías. El escenario actual señala una fase crítica para el desarrollo de la economía mundial del hidrógeno. Su destino e impulso en los próximos años se decidirán en función de cómo se desarrollen las cosas en un futuro próximo”, concluye.
