A mediados del siglo XX, casi la totalidad de la energía eléctrica que se producía en España era de origen hidráulico. Sin embargo, su importancia ha ido menguando de manera notable desde hace años. ¿Cuáles son los factores principales que explican el retroceso de una fuente que llegó a producir el 92 % de toda la electricidad consumida en España en mayo de 1969?
Es cierto, cuando ahora tenemos unos objetivos ambiciosos de tener el 81 % de electricidad renovable, muchas veces se nos olvida que ya hemos tenido esos niveles de penetración renovable en el pasado. Posteriormente, la evolución de la demanda eléctrica hizo que se necesitase más potencia en el corto plazo y el resto de tecnologías renovables aún no estaban maduras. De ahí la entrada de energía nuclear, de centrales de carbón o gas, a lo largo del siglo XX. Esto explica la nueva potencia eléctrica, hasta el desarrollo de eólica o fotovoltaica que hemos vivido en los últimos años. Pero es cierto, también, que la energía hidráulica ha sufrido un retroceso, especialmente en el caso de la energía minihidráulica. Ese retroceso se ha producido por la escasa tramitación de nuevas concesiones, especialmente por la fuerte oposición de organizaciones medioambientales, lo cuál es trágico porque la energía minihidráulica es una de las tecnologías más respetuosas con el medioambiente. Lamentablemente, los impactos que tiene, aunque mínimos y mitigados según los requerimientos de los pliegos concesionales y los requerimientos de las Confederaciones Hidrográficas, son totalmente locales y es lo que produce rechazo.
¿Está justificado este rechazo? ¿Se pueden hacer nuevas centrales, o renovar las existentes, sin causar impactos irreversibles en el entorno? Es decir, ¿de manera sostenible?
Se trata de un rechazo que es inexplicable desde nuestro punto de vista. Respetamos todas las opiniones, pero no podemos compartir esta oposición. Necesitamos energía para nuestro día a día, y todas las tecnologías de generación y formas de energía tienen impactos medioambientales, incluso las renovables. En los análisis que hemos realizado de ciclo de vida, la minihidráulica es de las que menos impacto tiene. Muchas de las centrales, como hablábamos antes, tienen más de 100 años de funcionamiento y han creado su microsistema ambiental. Además, muchas de ellas provienen de antiguos molinos que existen desde mucho tiempo atrás, con pequeñas presas que, tradicionalmente, no tenían ni escala de peces, y hoy en día se ha mejorado todo ello. Si pensamos en cuál ha sido su impacto global durante toda su historia, vemos que es mínimo. Hacer nuevas centrales o renovar las existentes sin causar impactos irreversibles no solo es posible, sino que debe ser la norma. De hecho, la mayoría de los pliegos concesionales incluyen la adopción de medidas extraordinariamente exhaustivas de mitigación del impacto ambiental. Esas medidas comprenden el control de caudales, el mantenimiento de caudales ecológicos, la reparación y conservación de las riberas, la restauración de flora, la preservación de la fauna piscícola, la limpieza del río…
Sería muy interesante ver cómo se puede obligar al resto de tecnologías y de energías a mitigar de esta forma sus impactos medioambientales. ¿Cómo sería responsabilizar a los conductores de mitigar los impactos del CO2 o del resto de contaminantes que emite su vehículo? Pues eso es lo que a nosotros se nos exige y lo que cumplimos. La Administración, a través de las distintas Confederaciones Hidrográficas, controla que las centrales minihidráulicas cumplen con los más altos estándares de respeto al medioambiente. Este control se realiza con regularidad, lo que hace que la oposición a estos proyectos sea aún más inexplicable.
El Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) prevé que en España el almacenamiento de energía alcance los 22.000 MW. Un terreno en el que las centrales hidráulicas reversibles o de bombeo podrían jugar un papel determinante. ¿Hasta qué punto es así?
Lo primero, debemos ser conscientes de lo ambicioso que es el PNIEC. Hablamos de pasar de una generación eléctrica donde el porcentaje renovable ha sido del 50 % en 2023 a alcanzar el 81 % en 2030. Es cierto que las energías renovables han alcanzado una madurez tecnológica y una competitividad económica, pero queremos hacer en siete años lo mismo que hemos hecho en los últimos veinte o treinta. Será muy complicado. Este PNIEC nos habla de alrededor de 3,5 GW de bombeos nuevos en los próximos siete años. El papel del bombeo va a ser fundamental, pero se trata de unos objetivos excepcionalmente ambiciosos en nuestra opinión.
Cambio climático, sequía… ¿Se está adaptando la tecnología hidráulica a la menor disponibilidad de agua? ¿La usa de manera más eficiente? ¿Está incorporando otros elementos para garantizar el caudal ecológico de los ríos?
Es un tema muy complejo, que está abierto a un debate técnico y político con muchas aristas. Ahora nuestra mirada está influenciada por la sequía, especialmente tras 2022 y 2023. 2022 ha sido uno de los años más secos en Europa en décadas, pero los ciclos hidrológicos, a largo plazo, tienden a compensar esa variabilidad. Un ejemplo de esto lo hemos vivido en el último año, que ha sido extraordinariamente seco en los primeros nueve meses, pero que se ha visto compensado por abundantes precipitaciones en el último trimestre del año. En este sentido, y en relación con la última pregunta sobre el bombeo, es interesante señalar que el Real Decreto-ley 8/2023 ha cambiado el orden de prioridad del uso del agua. El almacenamiento hidráulico de energía y el uso industrial para generar electricidad son el tercer y cuarto uso prioritario, respectivamente. Solo el abastecimiento de la población y los regadíos y usos agrarios tienen mayor prioridad en el uso del agua que la generación eléctrica o el almacenamiento de energía.
En España hay más de 1.300 centrales hidráulicas, de ellas, alrededor de 1.200 minicentrales (menos de 10 MW). Las centrales se localizan, sobre todo, en cinco CCAA: Castilla y León (25 %), Galicia (24 %), Cataluña (15 %), Aragón (12 %) y Extremadura (7 %). ¿Cree que seguirá siendo así en el futuro o se avecinan cambios?
Actualmente no se están desarrollando nuevas centrales, porque no hay una voluntad política de desarrollarlas. Lamentablemente, esto supone que no habrá nuevas centrales y el resto de Comunidades Autónomas no podrán beneficiarse de esta tecnología renovable. Lo que no tiene sentido es que existan centrales pequeñas que han alcanzado el final de su vida concesional, pero que pueden seguir funcionando perfectamente, que no ven renovada o extendida su concesión por problemas administrativos. No olvidemos que las más de 1.200 pequeñas centrales existentes son equivalentes a una central nuclear, es decir una nuclear menos que hubiera que haber construido.
Además de generar electricidad y servir de ´pila gigante` para almacenar energía, ¿aporta la hidráulica otros beneficios sociales y al medioambiente?
Por supuesto. Los beneficios de la hidráulica son numerosos. Si pensamos en los beneficios sociales, la generación de empleo asociado a la instalación renovable es evidente, aunque esto es aún mayor cuando se construyen embalses y presas para el funcionamiento de las centrales porque genera oportunidades para el desarrollo del turismo, el ocio y las actividades acuáticas, potenciando la economía de las regiones. Se trata de instalaciones que son estables, duraderas y que garantizan una larga vida útil, muchas de las centrales de nuestro país superan el siglo de funcionamiento. Medioambientalmente, estamos hablando de generación eléctrica renovable, que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y otros contaminantes. En el caso de sistemas de almacenamiento por bombeo y centrales reversibles, el almacenamiento de energía a gran escala reduce la necesidad de utilizar baterías químicas, siendo una forma de almacenamiento mucho más sostenible y respetuosa con el medioambiente.
Adicionalmente, tienen muchos beneficios por su forma de generación en los que normalmente no pensamos. Hacen que nuestro sistema energético sea más sostenible y resiliente, reduciendo la necesidad de importar combustibles fósiles, haciendo a nuestra economía menos vulnerable. Los sistemas de generación eléctrica hidráulicos son flexibles, permitiendo una respuesta rápida a las variaciones de la demanda, algo fundamental en un mix energético con alto porcentaje de renovables con menor gestionabilidad. Las tecnologías renovables son complementarias, pero solo lo serán si tenemos diversidad tecnológica en nuestro mix de generación. Es importante subrayar que además contribuyen a la financiación de organismos locales (Ayuntamientos) con los impuestos y cánones que pagan, y en ciertos lugares contribuyen con las asociaciones de regantes (o regantes a secas) manteniendo los azudes de derivación, que existirían de todas formas para riegos si no existiera una central, pero que tendrían que ser mantenidos por estas asociaciones.
Por último, la tecnología hidráulica contribuye a la estabilidad de la red, ya que se adapta a la demanda por sus equipos de regulación, que estabilizan la frecuencia y mantienen la tensión.
¿En qué posición mundial está España en cuanto a generación con energía hidráulica? ¿Y en el contexto europeo?
La energía hidráulica representa alrededor del 15 % de la generación eléctrica a nivel mundial, no muy alejada de la cifra del 13,3 % que fue la generación hidráulica europea en 2021, el último año con cifras consolidadas de Eurostat. En España la generación hidráulica ha variado en los últimos años entre el 6 % y el 14 %. En nuestro país no contamos con grandes ríos como en el centro o el norte de Europa o en algunos países de Latinoamérica, donde con el recurso hidráulico pueden casi abastecer su sistema eléctrico de forma autónoma. Si queremos hacer lo máximo con nuestros recursos no podemos desatender y oponernos a la generación minihidráulica, debemos cuidarla y garantizar que cuando termina una concesión, se pueda seguir aprovechando el recurso. La energía hidráulica, el almacenamiento hidráulico y, especialmente, la generación minihidráulica, origen de nuestro sistema eléctrico y de la propia asociación APPA Renovables, son fuentes energéticas que debemos potenciar para alcanzar las metas futuras.