En estos encuentros se hizo hincapié en “el potencial del subsuelo de la tierra para proporcionar una energía renovable, de elevada disponibilidad, de economía satisfactoria y mínimo impacto ambiental”.
Metro de Madrid ha puesto en marcha por primera vez un proyecto de estas características, y ha participado junto a otros 19 proyectos en la I edición de la publicación “Proyectos emblemáticos en el ámbito de la Energía Geotérmica”, en la que han colaborado diversas instituciones y empresas para presentar sus trabajos en esta materia.
La estación de Metro de Pacífico es la primera estación de la red de Metro capaz de aprovechar la energía del subsuelo para la climatización de sus instalaciones gracias a un sistema de intercambio energético basado en la geotermia.
Gracias a esta instalación, que cuenta con la subvención de la Consejería de Economía y Hacienda, a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), se ha dotado de un sistema de climatización geotérmico a los andenes de la línea 1 de la estación de Pacífico, así como a los cuartos técnicos y a los locales comerciales de la estación. Según informa la empresa, esto supone climatizar una superficie total de 1.090 m2 (640 m2 en andenes, y 450 m2 en locales comerciales y dependencias).
La instalación de este sistema ha supuesto una inversión de 700.000 euros. En las fases iniciales del proyecto se procedió a la realización de estudios previos de hidrogeología en la zona, para determinar la viabilidad del terreno y sus características en cuanto a temperatura, conductividad térmica media y profundidad del nivel freático.
Sobre la base de los resultados de dicho estudio, se determinó la implantación de un intercambiador de calor terrestre formado por un bucle cerrado que consiste en 32 tubos en forma de ‘U’ de polietileno de alta densidad introducidos a unos 150 metros de profundidad, en la que la temperatura del suelo es de unos 15 ºC.
Por el interior de estos tubos circula un fluido caloportador capaz de vehicular la carga térmica de la instalación. Posteriormente, una serie de bombas de calor geotérmico se conectan a este intercambiador de calor para transferir el calor o el frío extraído del subsuelo al sistema de distribución, lo que permite hacer llegar a la estación la calefacción o la refrigeración en cada caso.
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