En la actualidad, el sector alimentario representa alrededor del 30% del consumo total de energía del mundo y el 20% de las emisiones totales de efecto invernadero. Según las proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se espera que la producción de alimentos aumente hasta un 70% para 2050.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible trata de resolver este dilema. Para 2030, el objetivo es lograr la seguridad alimentaria y promover la agricultura sostenible y se espera que la energía geotérmica desempeñe un papel importante en esta estrategia. Las nuevas políticas energéticas, como el Green Deal europeo, también están proporcionando nuevas plataformas para las aplicaciones geotérmicas.
En un reciente artículo publicado en la revista italiana Green Report, Luca Gugliemetti, investigador senior de Energía Geotérmica del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Ginebra (Suiza), analiza las posibles aplicaciones de este recurso en el sector de la alimentación y concluye que puede aplicarse en un amplio espectro de aplicaciones alimentarias, como las siguientes:
• Calefacción de invernaderos (25 - 100 °C) para cultivar frutas, verduras, flores y plantas
• Acuicultura (20 - 40 °C) o piscicultura
• Cultivo de algas (35 - 37 °C)
• Calentamiento del suelo (20 - 40 °C) para cultivar zanahorias, coles y espárragos
• Riego (40 - 75 °C)
• Secado de alimentos o cultivos (40 - 100 °C)
• Pasteurización de la leche (70 - 100 °C)
• Evaporación y destilación (80 - 120 °C) para el procesamiento de la leche y la preparación de licores
• Esterilización (> 105 °C)
• Refrigeración (> 120 °C)
El investigador suizo señala, no obstante, que aunque la energía geotérmica ofrece una oportunidad para hacer más sostenible el sector agroalimentario, también es evidente que esto requerirá cambios fundamentales en la cadena de suministro de alimentos. Éstos sólo se producirán si dichos cambios se apoyan en mecanismos financieros y políticas de apoyo a largo plazo.
Según señala, un ejemplo destacado del uso de la energía geotérmica en aplicaciones alimentarias lo encontramos en la Comunidad Alimentaria de Energías Renovables, una organización con sede en la Toscana (Italia) formada por Slow Food Toscana, la Fondazione Slow Food per la Biodiversità y el Consorcio para el desarrollo de las áreas geotérmicas (CoSviG). El grupo está formado por empresarios que dan prioridad a la sostenibilidad medioambiental en el sector agroalimentario.