El proyecto, bautizado como Yuca-Tech - Energía hecha a mano, es un laboratorio de tecnología comunitaria que se desarrolla en la comunidad de Granada, municipio de Maxcanú, en el estado de Yucatán (México). Allí mujeres artesanas de dos familias realizan ancestrales tareas de tejido de prendas con fibras bastante rígidas obtenidas de la planta conocida como henequén, que pertenece al género del agave.
La promotora de este proyecto es la artista mexicana Amor Muñoz, quien capacita a las mujeres mayas para que incluyan pequeños paneles fotovoltaicos flexibles a su vez unidos mediante un hilo metálico que permite interconectarlos. Los artículos obtenidos tienen así el añadido de generar electricidad.
Así, por ejemplo, los tapetes tejidos en un tipo de telar ya poco habitual, conocido como de cintura, no sólo pueden ser cortinas para evitar que entre la luz de sol por una ventana, sino que además permiten almacenar en baterías la energía producida, y ser utilizada al anochecer para energizar lámparas LED.
Las artesanas mayas también producen con el mismo criterio sacos, bolsas, hamacas, sombreros y otros artículos domésticos y de trabajo.
El objetivo no pasa tanto por solucionar la generación de energía eléctrica en poblaciones aisladas de la red, sino como una experiencia social que une el arte y la creación de tecnologías con base en recursos naturales presentes en el mismo entorno.
Amor Muñoz ha conseguido darle cuerpo a este proyecto a través de poco más de diez mil euros conseguidos a través del crowfunding, y ya se plantea extenderlo al Centro de Readaptación Social de Mérida, un centro penitenciario, e incluso ayudar a una familia de la localidad de Axé, punto específico en donde se desarrolla el proyecto, a instalar paneles solares para electrificar en un 80% su vivienda.