El fabricante de colectores solares y módulos fotovoltacios Grupo Unisolar (Soliker) presentó el pasado 6 de septiembre un concurso voluntario de acreedores y elabora, junto a los sindicatos, un expediente de regulación de empleo con extinción de contratos para un máximo de 48 trabajadores, que afecta a parte de la plantilla de producción de la fábrica que la compañía tiene en Béjar (Salamanca).
La crisis financiera y de regulación que se han traducido en ausencia de ventas ha abocado a Unisolar a esta situación que, según fuentes de la empresa, está luchando, sin embargo, por mantener los altos niveles de desarrollo tecnológico.
Razones parecidas llevaron a Jiménez Belinchón a solicitar concurso voluntario de acreedores, autorizado por el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid, según la resolución publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del 2 de octubre. En ella se emplaza a los acreedores a poner en conocimiento de la administración concursal la existencia de sus créditos, para lo cual disponen de un mes. La empresa tiene un pasivo de 54 millones de euros.
Según el comité de empresa, serán despedidos 75 empleados de un total de 210. Jiménez Belinchón opera en los sectores eléctrico, de telecomunicaciones, construcción, renovables.(solar y eólica) y eficiencia energética.
Un goteo que no cesa
Las dos compañías se suman a una lista cada vez mayor de empresas del sector que han puesto punto final a su actividad en España. Entre otras: BP Solar, DC Wafers, Pevafersa, Aleo Solar, ILB Helios, Celemín, Sol 3G, Wagner Solar, Gadir Solar, Siliken, Solaria y Fluitecknic.
A ello hay que añadir las empresas que están cerradas y sólo funcionan bajo pedido, como Yohkon, Cuantum, Helien, Hellín… O los que tienen EREs en marcha, como Isofotón en Málaga, Siliken en Valencia, Solaria en Ciudad Real, Silicio Solar en Ciudad Real…
Con este proceso, además de la pérdida de tejido industrial, se ha puesto también en peligro todo un tejido tecnológico desarrollado a lo largo de más de 30 años de esfuerzo innovador en España. Esta situación afecta no solamente a las empresas españolas sino a la mayoría de la empresas europeas que se habían erigido en lideres en el mundo en los últimos años y que están siendo desplazadas del mercado por los fabricantes asiáticos.
“La crisis sectorial que arrastramos desde 2009, acentuada por la crisis económica global y por la moratoria decretada en enero, está acabando con nosotros”, ha declarado Tomás Díaz, director de Comunicación de UNEF, a Energías Renovables.
“La aprobación inmediata de una nueva normativa sobre balance neto es la única opción de supervivencia para la inmensa mayoría de las empresas del sector fotovoltaico cuya actividad no es la producción de electricidad; la tecnología es rentable sin ayudas para el autoconsumo, pero la falta de regulación no nos deja desarrollar ese mercado y la opción del autoconsumo instantáneo todavía encuentra demasiadas lagunas legales y trabas burocráticas”.
De acuerdo con la patronal solar, en 2008 el sector daba trabajo directamente a unas 60.000 personas. A finales de 2012 “ vamos a llegar, a duras penas, a 5.000, casi todas dedicadas al mantenimiento de las instalaciones y a dar soporte a las actividades en el extranjero. En España, el país del sol, el sector fotovoltaico está muriéndose”.