Teniendo en cuanta lo anterior, ¿no es lícito preguntarse si no sería muy conveniente que la mayor parte de los olivares de Jaén se utilizaran simultáneamente para producir aceitunas y energía solar? Antes de seguir adelante conviene disipar una cuestión que sin duda se está planteando el lector. Si según el fenómeno fotovoltaico los módulos producen electricidad a partir de la luz y las plantas necesitan la luz para la fotosíntesis, ¿cómo conviven ambos procesos?
Evidentemente si los módulos cubrieran totalmente a las plantas estas morirían, pero eso nunca se da porque, entre otros motivos, en las instalaciones fotovoltaicas las filas de módulos guardan unas distancias mínimas entre sí. Además, las plantas, dependiendo de las especies, pueden desarrollarse bien en condiciones de baja iluminación.
Puede afirmarse que en general hasta un 20% de sombreado tiene pocos efectos en el desarrollo de las plantas y por el contrario un 50% sí incidiría negativamente. Por otra parte, se han apreciado efectos positivos del sombreado en las necesidades hídricas de los cultivos. Pero para cuantificar esos efectos en especies vegetales concretas deberían efectuarse más investigaciones al respecto.
A los lectores de Energías Renovables no les puede ser ajeno el que, a pesar de sus fundamentos comunes, entre los parques solares hay muchas diferencias, empezando por el tipo de los módulos, su orientación e inclinación, si siempre están fijos o si son con seguimiento y, por supuesto, su potencia total.
Tampoco son idénticas todas las explotaciones oleícolas, empezando por su localización, aunque todas están en zonas de alta radiación solar, y el relieve del terreno. En cuanto a las formas de cultivo se distinguen entre olivar tradicional, un 70%, el super intensivo en copas, un 22%, y el que se desarrolla en setos, un 8%, lo que determina el número de olivos por hectárea que hay en el olivar.
Las diferencias entre las explotaciones hacen que no se pueda definir un modelo canónico de instalación fotovoltaica para el olivo, teniendo que proyectarse específicamente para cada situación. El proyecto debe hacerse además desde una doble perspectiva: agronómica y fotovoltaica.
No obstante, podría avanzarse, partiendo de experiencias en cultivos leñosos. En el caso de olivares en setos, la instalación fotovoltaica adecuada necesitaría estructuras elevadas entre 2,5 y 5 m. Las estructuras serían con seguimiento de un eje horizontal y la orientación la definida por la línea del seto.
En cuanto a las otras modalidades de olivar, dependiendo de la densidad de plantas, parece conveniente pensar en pequeños grupos de módulos fijos o con seguidores, lo que facilitaría una orientación óptima. Por otra parte, cada vez son más frecuentes instalaciones de módulos bifaciales colocados verticalmente sobre el terreno, aunque hay que tener en cuenta que por el momento esos módulos son más caros. Tampoco pueden descartarse la misma solución sugerida para los olivares en seto.
En cuanto al tipo de módulos, en agrovoltaica con cultivos bajo invernadero se están utilizando módulos semitransparentes, pero yo no veo esto tan interesante en el caso del olivo, aunque habría que estar a resultas de las pertinentes investigaciones.