Nadie duda que la competencia contribuye a mejorar cualquier sector productivo. Pero a juzgar por algunos comentarios en torno a noticias que hemos publicado recientemente, más que de competencia podría hablarse de beligerancia. Por eso nos parece interesante dar cuenta de un experimento que publica el distribuidor de material fotovoltaico Sunfields Europe, y que realizó uno de sus clientes en Portugal. En ningún momento se mencionan marcas.
El experimento, un caso real, se denomina proyecto Solyrent. E indaga sobre el eterno dilema: ¿qué compensa más, comprar barato o comprar calidad, que generalmente es más cara? En la zona de Lisboa se han realizado dos instalaciones con dos inversores, en el mismo lugar, con la misma orientación, pero con dos marcas de placas solares diferentes. Una de ellas, una “marca alemana” que en realidad se fabrica en China. Y la otra, una marca alemana, que sí se fabrica en Alemania. Ambas tienen una potencia de 15 kW, sobre tejado plano con la misma inclinación. Y han sido realizadas por la misma empresa instaladora.
El siguiente gráfico muestra la producción del pasado mes de septiembre de las dos instalaciones. Las barras de color rojo corresponden a la marca alemana fabricada en Alemania, y las azules a la marca alemana fabricada en China.
En el estudio también puede verse una tabla de producciones del pasado mes de junio, así como la diferencia de producción en kWh y en % entre ambas instalaciones. La diferencia de producción en junio es de en torno a un 22% mejor con el panel solar fabricado en Alemania, que con el panel solar fabricado en China. Parece claro que la producción del panel alemán es mayor que el panel chino. Pero, ¿es más rentable?
El experimento aporta el dato del ratio kWh/kWp, es decir, la energía generada en cada una de las instalaciones por kWp instalado. “Es el dato fundamental que debe tenerse siempre en cuenta cuando se quiere calcular la rentabilidad de una instalación, y no el precio del Wp del panel”, apuntan desde Sunfields. Porque una planta fotovoltaica puede tener una vida útil de 25–30 años o más. “Si fueran 30 años estaríamos hablando de 10.950 días produciendo, y para cada uno de esos 10.950 días podemos optar por pagar algo menos por un panel más barato y tener una producción ‘normal’, o bien elegir un material de mayor calidad y producir un 10-15% más de media todos y cada uno de esos 10.950 días que si hubiéramos elegido la otra opción barata”. Vamos, lo que sucede con casi todo lo que compramos en nuestra vida cotidiana.
“Al final, teniendo en cuenta que una instalación fotovoltaica mide su rentabilidad en función de la energía que produce (kWh) por kilowatio instalado (kWp), resulta que siempre es mucho más rentable un panel de máxima calidad aunque de inicio salga algo más cara la inversión inicial”, concluyen desde Sunfields.
Por otro lado, es evidente que de un experimento de este tipo no se puede deducir que todos los paneles solares fabricados en China van a dar peores resultados que los paneles fabricados en Alemania. Pero sí es un motivo más para reflexionar que lo barato puede a veces salir más caro. También en la fotovoltaica.