Los alemanes Josef Gmeiner y Toralf Nitsch fundaron en 2014 Rinovasol Group, una empresa “única” que nacía con el objetivo de recoger módulos fotovoltaicos usados, repararlos, hacerles la puesta a punto para devolverlos al mercado o, directamente, reciclarlos. El próximo mes de junio echará a andar Rinovasol Iberia, y lo hará de la mano de la ingeniera navarra Laura Azpilicueta, compañera de fatigas de Gmeiner y Nitsch, con los que ha compartido muchas cosas en el desarrollo de proyectos internacionales ligados a la tecnología fotovoltaica.
“La principal actividad de Rinovasol –explica Laura Azpilicueta– es la compra y reparación de paneles solares que no funcionan. También reciclamos los módulos que no se pueden arreglar y fabricamos y comercializamos paneles solares nuevos. Y todos los servicios son a nivel internacional”.
La planta de Pamplona está a punto de empezar a montar una línea de producción de módulos nuevos de baja potencia (235–300 vatios), con una capacidad de 50 MW. “Para cubrir los que se han tenido que retirar”. Pero fieles al negocio original de la empresa, también comprará paneles que fallan en las instalaciones y que serán reparados para poder volver a venderse con su correspondiente datasheet. “Es como si les diéramos una segunda vida”, señala Azpilicueta, que contará con un equipo que se podrá desplazar a las instalaciones de los clientes para tratar de arreglar los paneles in situ. Por último, los que no admitan reparación posible serán reciclados, “aunque de momento esto se hará en Alemania, porque en un principio no dispondremos en Pamplona de la maquinaria necesaria”.
Tras siete años de actividad, Rinovasol han abierto oficinas en diferentes partes del mundo. “Pero en Pamplona contaremos con algo más que una oficina, nosotros aquí montaremos una fabrica y prestaremos los mismos servicios que se están realizando en la central. Por ahora las previsiones son entrar en la nave a principios de junio y hacer la puesta en marcha de la fábrica a finales del tercer trimestre”.