La historia es tal y como sigue. El legislador crea un marco legal -vía Boletín Oficial del Estado- en el que establece unas condiciones determinadas: el kilovatio generado en una instalación solar fotovoltaica -dice ese marco-, y en tanto en cuanto es un kilovatio limpio (no emisor de CO2), merece una retribución muy concreta (que especifica el BOE) durante un período muy concreto (que explicita el BOE), una retribución especial que es establecida para reconocer esa singularidad. Y la electricidad renovable merece esa retribución singular, esa prima, porque, a diferencia de la convencional -dice el BOE-, no ensucia, es limpia. Pues bien, los inversores (incluido el ciudadano navarro protagonista de "El sol puede ser tuyo"), a la luz de ese marco, diseñan su hoja de ruta: invierto tanto; mi instalación genera tanto; el gobierno avala que el precio que recibiré por cada kilovatio que yo produzca será tanto (gracias a ese aval, por cierto, he obtenido un préstamo del banco); dado lo dado, puedo devolver mi crédito en tales plazos; amortizo mi inversión en tales otros; y, finalmente, obtengo la rentabilidad que persigo.
La mirada "retro" del gobierno
Y así estaba todo hasta que… el 23 de diciembre de 2010, y de la mano del ínclito ministro de Industria Miguel Sebastián, economista todo él, llega a escena el Real Decreto–ley (RDL) 14/2010, que retoca a la baja el precio establecido por el propio gobierno en un BOE anterior y que abre así la espita de la retroactividad: retoques a la baja del precio del kilovatio fotovoltaico en primer lugar; recortes luego de horas que pueden optar a prima (si hasta ayer cualquier kilovatio FV merecía esa retribución singular, a partir de ahora solo la merecerán el 70% de los kilovatios generados); le colocamos además un impuesto del 7% a cada kilovatio fotovoltaico que usted genere; y, por fin, como último ejemplo de legislación "retro", quemamos de una vez por todas el BOE de las primas (a las que se acusa de ser demasiado elevadas) y lo sustituimos por otro que diga, por ejemplo, “rentabilidad razonable”, buque insignia este –en lo que a las renovables se refiere– de la última reforma energética. ¿Y cuál es la rentabilidad que el Ejecutivo considera razonable? Un 7,5% y no ninguna otra. 7,5%... según los números del Gobierno, ese que lleva cuatro años -sin vergüenza alguna- cambiándole los números al BOE.
¿Conclusión?
La Unión Española Fotovoltaica estima que, habida cuenta de todos los recortes, hasta el 30% del parque fotovoltaico nacional "no podrá hacer frente al servicio de la deuda". Pues bien, es eso grosso modo lo que cuenta el cortometraje documental "El sol puede ser tuyo", corto que se centra en la persona de Juan Antonio Cabrero, un pequeño inversor navarro que ha visto seriamente comprometida su situación financiera por culpa de los volantazos regulatorios del Gobierno, ejecutados además en plena crisis económica. "El sol puede ser tuyo" lleva ese título porque ese fue el lema -informa UNAV- que empleó el Ejecutivo español en el año 2006 para animar a los ciudadanos a convertirse en pequeños inversores (el Gobierno aseguraba que, si un particular invertía en una instalación solar, la rentabilidad de esas inversiones sería la que establecía el BOE). Ahora, so pretexto de la crisis, el Gobierno ha recortado brutalmente esas retribuciones, aunque, paradójicamente, el kilovatio en el mercado eléctrico español está más caro que nunca. Las cuatro compañías eléctricas más grandes de España obtuvieron el año pasado 7.500 millones de euros de beneficio... neto.
Y los créditos
"El sol puede ser tuyo" es obra de un grupo de alumnos y profesores de las universidades de Navarra (UNAV) y North Carolina at Chapell Hill (UNC). El equipo del documental multimedia -informa UNAV- ha estado compuesto por recién graduados de ambas universidades: Courtni Kopietz, Daniel Lane, Jagmeet Mac y Rachel Tove-White, por parte de la UNC; y Lucía Bretón, Amaia León, Bárbara Méndez y Alfredo Panadero, por parte de la Universidad de Navarra. Los productores del proyecto han sido los profesores Tom Linden (UNC) y Bienvenido León y Álvaro Bonet (UNAV). El cortometraje, que forma parte de un proyecto más amplio, pretende asimismo alertar sobre lo que puede ocurrir en los próximos meses en los Estados Unidos. Y es que, según explica la UNAV en el comunicado que ha difundido con motivo de la presentación de este documental, "el mismo escenario amenaza ahora a los inversores particulares americanos". La misma inseguridad jurídica que ha sembrado el Ejecutivo en los últimos cuatro años en España -lo que se ha dado en denominar terrorismo regulatorio- "es la que pueden encontrarse los inversores particulares americanos -explica la UNAV- ante el anuncio de las autoridades de la retirada de ayudas a sus inversiones".
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