La transición ecológica hacia una producción de electricidad cada vez más libre de emisiones contaminantes no es posible, cree AleaSoft, sin la participación y la implantación generalizada del autoconsumo en industrias y hogares. Al mismo tiempo, el autoconsumo ayuda a la descentralización de la producción eléctrica y da más protagonismo al consumidor, que ya no solo puede gestionar su demanda de electricidad, sino que además puede autoproducir parte de esa electricidad que necesita e incluso vender los excedentes.
Desde 1.000 a 10.000 euros
Los costes de una instalación dependen de la dimensión y la potencia de cada instalación, que dependerá a su vez de las necesidades de potencia y energía, y de la fracción del consumo que se quiera autoproducir. Con una instalación de autoconsumo fotovoltaico de menos de 1.000€ se puede cubrir una parte importante del consumo de una vivienda común. Si lo que se quiere es autoproducir la mayor parte del consumo de una casa típica, e incluso vender excedentes, los costes suben hasta los 3.000€ como mínimo. Si lo que se pretende es conseguir una gran autonomía dependiendo lo mínimo posible de la red de distribución, entonces incorporando a la instalación un sistema de almacenamiento con baterías y aumentando el coste hasta los 10.000 € se puede conseguir una autonomía del 80% o más.
La industria puede permitirse inversiones mayores y habitualmente dispone de mayor superficie para la instalación de paneles, por lo que el coste por kWp será menor y la inversión, más eficiente. En estos casos, poder vender los excedentes y pasar a ser productor será una opción para amortizar más rápidamente la instalación.
Islas autosuficientes
El autoconsumo organizado correctamente de manera colectiva hace totalmente verosímil la idea de islas autosuficientes, esto es, desde urbanizaciones hasta pequeñas ciudades que no necesitarán conectarse a la red para consumir sino, en todo caso, para exportar la mayor cantidad de las veces.
Para el autoconsumidor, tanto doméstico como industrial, la electricidad consumida en conjunto, tanto de la red como la autoproducida, le supondrá un coste unitario menor, y tenderá a sustituir por electricidad otros combustibles como el gas, en viviendas e industrias, o la gasolina, en el transporte.
Otro aspecto que favorecerá significativamente la expansión del autoconsumo es la reducción de costes de los sistemas de almacenamiento. El almacenamiento de electricidad con baterías es el complemento perfecto para una instalación de autoconsumo que permite casar la curva de producción, centrada en las horas centrales del día, con la curva de demanda, normalmente desplazada hacia las horas de la tarde-noche.
Para instalaciones de autoconsumo más grandes a nivel industrial, o incluso para plantas de producción fotovoltaica, otros sistemas de almacenamiento más adecuados que las baterías irán ganando protagonismo. Este es el caso del hidrógeno, que puede almacenar gran cantidad de energía durante largos periodos de tiempo, y reconvertirse en energía sin generar residuos.
También desde el punto de vista del sistema eléctrico, la autoproducción y el autoconsumo de electricidad conllevan beneficios. Al ser esta autoproducción principalmente de fuentes renovables, supone un empuje a la descarbonización de la producción de electricidad y es un elemento clave para la consecución de los objetivos de producción renovable para 2030 y 2050. Estos objetivos implican una cuota de uso de energías renovables del 32% para 2030 que, según AleaSoft, “van a ser difíciles de alcanzar, y sin la contribución de la autoproducción, principalmente fotovoltaica, se consideran imposibles”.
Por otro lado, el autoconsumo reduce la demanda de la red eléctrica y del mercado mayorista de electricidad, reduce las importaciones de energía y aumenta la soberanía energética del país. Eso contribuye a una menor cantidad de energía circulando por la red de transporte lo que disminuye las pérdidas de energía. Además, una reducción de la demanda de energía conlleva una disminución del precio marginal del mercado. Lo paradójico del caso del autoconsumo es que a medida que la cantidad de energía autoconsumida aumenta, el precio del mercado tiende a bajar, lo que hace que el autoconsumo sea menos rentable frente al consumo directo de la red.
Cuando el autoconsumo llega a volúmenes significativos, la gestión del sistema eléctrico se hace más compleja, porque hay que predecir correctamente en tiempo real tanto la cantidad de energía que no se va a consumir de la red, como los excedentes de autoconsumo que se van a verter. “Una mala gestión de la energía a nivel de las redes de baja tensión tiene mayores consecuencias en cuanto a las pérdidas que en el caso de las redes de alta tensión. Así que, lo que en principio podía significar una mayor eficiencia del sistema eléctrico por menores pérdidas, puede acabar provocando justo lo contrario”, piensan en Aleasoft.
Nuevas maneras de gestionar la red
El aumento del autoconsumo hará que aparezcan nuevas maneras de gestionar la red y los excedentes de manera más dinámica e inteligente. “Las tecnologías basadas en el blockchain están llamadas a tener un papel importante en este aspecto. Con ellas, la gestión de la demanda y la producción distribuida se realizará de manera descentralizada, transparente, consensuada y en tiempo real”.
La Península Ibérica cuenta con un sistema eléctrico robusto que le permite tener un mercado perfectamente acoplado entre España y Portugal prácticamente el 95% del tiempo. Esta red podrá absorber el aumento esperado del autoconsumo para los próximos años, pero el autoconsumo fotovoltaico en la Península Ibérica tendrá una gran asimetría norte-sur, por la cantidad de radiación solar incidente y el recurso solar naturalmente disponible. “Esta asimetría compensará la asimetría histórica entre la producción de electricidad, más concentrada en la parte norte con los grandes embalses de agua y las centrales de gas y carbón, y el consumo, que es mayor en la parte sur por tener una mayor población. Esto provoca un flujo de electricidad de norte a sur que cuando se congestiona puede provocar restricciones técnicas”.
Con una mayor producción fotovoltaica en el sur, por la mayor cantidad de horas de sol y de irradiación incidente, tanto en instalaciones de autoconsumo como en grandes parques solares, las congestiones de la red tenderán a reducirse y, paralelamente, se creará más riqueza en zonas que históricamente han sido menos favorecidas por la falta de industrialización.
“Llegará un momento en el que se alcance un punto de equilibrio donde el autoconsumo signifique un beneficio para el sistema eléctrico sin aumentar demasiado sus costes de gestión. Aún estamos muy lejos de ese punto y hay espacio suficiente para que el autoconsumo pueda expandirse sin problemas”, apuntan en Aleasoft.