A diferencia del cloruro de cadmio, el cloruro de magnesio no es tóxico: una pequeña cantidad en la piel del primero puede liberar cadmio, elemento que ha sido relacionado con cáncer y enfermedades pulmonares y cardiovasculares, según informa la revista Scientific American, que se hace eco del trabajo publicado anteriormente por el equipo investigador inglés en Nature.
Además, el cloruro de magnesio es mucho más abundante, tiene un precio unas 300 veces inferior al del cadmio y puede aplicarse fácilmente. De ahí que Jon Mayor y su equipo lo consideren idóneo para sustituir al cloruro de cadmio, empleado para recubrir las células fotovoltaicas de teluro de cadmio ya que aumenta la eficiencia de conversión de luz solar en energía eléctrica.
Sin embargo, además de ser caro, durante su fabricación los técnicos deben llevar un equipo de protección y usar campanas de extracción de humos y otras precauciones para aplicar el revestimiento y, finalmente, deshacerse de los residuos generados en el proceso. Con el cloruro de magnesio esos problemas desaparecen.
“Hemos logrado células tan eficaces como, o incluso mejores que, cualquier otra fabricada a partir de este elemento”, asegura Major en Nature, que estuvo investigando durante varios meses la eficiencia de numerosas sales, incluida la sal común.
En cuanto a la reducción del precio, otros científicos se muestran menos optimistas. Es el caso de Alessio Bosio, físico de la Universidad de Parma, quien cree que el ahorro estará en torno al 15%.