Existen diversas tecnologías como el uso de desecantes que consiguen la condensación del aire al disminuir la temperatura por debajo de su punto de rocío. Sin embargo, los condensadores existentes en el mercado necesitan energía eléctrica para su funcionamiento, lo que dificulta su instalación y desarrollo en las zonas del mundo donde más agua se necesita, en las zonas desérticas y las menos desarrolladas.
El sistema autónomo desarrollado por la compañía manchega es un producto único a nivel mundial para favorecer el acceso a la electricidad y al agua potable en dichas regiones. Desde GFM explican que la central, portátil y de bajo coste, genera la electricidad con energía solar fotovoltaica y puede ser instalada en cualquier parte del mundo para dotar de energía eléctrica a territorios donde no hay y, a su vez, obtener agua potable atmosférica en caso de necesidad.
El sistema fotovoltaico está formado por los paneles, inversor de conexión a red, inversores/cargadores, regulador de carga y baterías de litio (LiFePO4). Parte de la electricidad generada se consume en una máquina generadora de agua que es capaz de producirla aprovechando la humedad del ambiente, suministrando 500 litros de agua al día.
Este proyecto ha sido incentivado con una subvención cofinanciada en un 80% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, en el marco del Programa Innova Adelante en Castilla-La Mancha en su convocatoria 2019.
La accesibilidad a la electricidad y el agua, bienes de primera necesidad, supone una dificultad enorme en mucos de los países menos desarrollados, poniendo a estos países en una situación de precariedad que afecta a su población y a sus expectativas de futuro.