El anuncio del desembarco en Tokio ha llegado a través de un comunicado en el que Yingli anuncia que quiere “fortalecer las prácticas de negocio y desarrollo de negocios en Japón”, para lo que se ha creado Yingli Green Energy Japan Corporation, Ltd. Y se le ha querido dar la importancia suficiente como para incluir un comentario del presidente y consejero delegado, Liansheng Miao, quien ha asegurado que con “la filial japonesa, esperamos estar más cerca de nuestros clientes y penetrar más profundamente en este mercado”.
El deseo por el mercado japonés ha coincidido en el tiempo con la parada del último reactor nuclear, que ha llevado a reconocer al ministro japonés de energía, Yukio Edano, que la situación energética es grave. La complicación es doble. En primer lugar porque podría suceder con la llegada del verano la demanda de energía superara la oferta, el año pasado ya hubo restricciones tras la crisis de Fukushima. En segundo término porque el 30% de la electricidad procedía de las centrales nucleares y se está intentado sustituir aumentando la importación de gas y petróleo, lo que tiene un impacto económico muy alto en las cuentas niponas.
Las renovables al rescate
Una de las posibles tablas de salvación sería la energía solar fotovoltaica, que ha aumentado considerablemente en los últimos años. El gobierno japonés dispone de un sistema de primas a la generación de electricidad solar que parece dispuesto a aumentar para las instalaciones domésticas no solo de energía solar, sino también de eólica, mini hidráulica, biomasa y geotermia.
En este contexto Yingli aparece en Tokio, un fabricante que cubre toda la cadena de valor, desde la producción de polisilicio a través de lingotes de fundición hasta la fabricación de obleas, producción de células solares y montaje de los módulos. Anualmente está produciendo 1.700 MW, que según la planificación de la empresa serán 2.450 MW a finales de 2012.
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www.yinglisolar.com