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Industria fotovoltaica para la modernización del tejido productivo español

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Existe consenso en que el grado de industrialización de una economía es un indicador de su resiliencia a crisis y vaivenes económicos. Ya lo pudimos ver tras la crisis financiera de 2008. Nuestro país estuvo mucho más tiempo en recesión que otros de su entorno, mientras que economías más industrializadas salieron más rápido. Es un artículo de Alejandro Labanda, director de Estudios de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF).
Industria fotovoltaica para la modernización del tejido productivo español

Desafortunadamente, no tomamos las lecciones que debimos. Si bien es cierto que durante los últimos años nuestra economía ha estado creciendo por encima de la media europea, ahora vemos que este crecimiento, apoyado sobre todo en el sector servicios, no era sostenible. Como suele ser habitual en nuestro país, dejamos las reformas para tiempos peores, y hoy nos volvemos a encontrar con la tozuda realidad.

Esta misma semana, el FMI anunciaba la revisión de sus previsiones para las principales economías de la OECD, posicionando a España como la economía más golpeada por la pandemia, con una caída del PIB del -12,8% para 2020. Esta caída dobla las previsiones del conjunto de países desarrollades (-5,8%), que, al contrario que España sí que vieron una revisión al alza de sus últimas previsiones.

A pesar de ello, no podemos permitirnos ser pesimistas. En esta crisis contamos con condiciones muy diferentes a las que experimentamos en las anteriores. Europa ha abandonado la senda de la austeridad, aprobando el pasado julio un programa histórico de recuperación para los estados miembros, que permitirá a España disponer de 140 mil millones (73 mil en subvenciones y 67 mil en préstamos) durante los próximos años.

Este programa pone a nuestro país ante una gran oportunidad, pero también ante una enorme responsabilidad. No podemos retrasar más la modernización de nuestro tejido productivo. Además, Europa nos lo deja muy claro. La Comisión Europea requiere a los estados miembros que sus planes nacionales de recuperación giren en torno a tres ejes: Transición Ecológica, Digitalización e Industrialización.

Ante todo esto, resulta evidente que las energías renovables y en particular la energía fotovoltaica deben tener un rol protagonista en el plan de recuperación no solo por los beneficios que aportan al sector eléctrico, sino por su aportación al conjunto de la economía y la sociedad.

Pero en este caso no hablamos de construcción de plantas sino de sector industrial. Según los planes del gobierno la capacidad instalada de fotovoltaica debe multiplicarse por cuatro en la próxima década, arrastrando unos 20.000 millones de euros de inversión.

Como país, nuestro objetivo debe ser que, en los casos en los que sea económica y técnicamente sostenible, los componentes necesarios para construir esta nueva capacidad tengan una fabricación nacional. Cuanto mayor sea la producción nacional, mayor será el valor capturado de estas inversiones para la economía española, en términos de empleo y crecimiento económico.

Hay que destacar que este objetivo no es ideal. En España se puede fabricar hasta el 65% de la cadena de valor de un proyecto fotovoltaico. Contamos con empresas líderes mundiales con tecnología propia en: electrónica de potencia, seguidores, diseño, epecistas, estructuras, integración en edificios, promotores etc.

De hecho, entre los diez mayores fabricantes a nivel mundial de seguidores solares, cinco producen en España (PVH, Soltec, Nclave, STi Nordland y Gonvarri) y en el top-10 de inversores, también hay dos empresas españolas (Ingeteam y Power Electronics).

 

Cadena de valor fotovoltaica. Fuente: UNEF

UNEF. Cadena de valor fotovoltaica
 

Esta posición la han ganado cuando no había una demanda nacional para sus equipos, en un mercado internacional muy competitivo. Según hemos identificado en UNEF 128 empresas del sector fotovoltaico nacional están presentes en 76 países haciendo que el sector fotovoltaico español compita a nivel mundial.

La fortaleza y presencia internacional del sector industrial fotovoltaico español pone en mayor valor la ventaja competitiva de nuestro país en el desarrollo de plantas respecto a los países de nuestro entorno. Al contar con un mejor recurso solar y territorio disponible, la construcción de instalaciones (si se hace de forma estable) servirá para consolidar esta posición industrial.

Desde UNEF entendemos que, gracias a estas condiciones, España puede constituirse como un hub industrial fotovoltaico como lo ha sido el sudeste asiático con los paneles. Al menos durante la próxima década existirá una fuerte demanda interna que, si se evitan desarrollos de grandes picos seguidos de años de parón, permitirá a las empresas fabricantes consolidar y reforzar su posición.

Al reforzar esta posición, las empresas industriales nacionales se podrán servir de la expansión fotovoltaica a nivel mundial. La Agencia Internacional de la Energía ha situado a la energía fotovoltaica en el World Energy Outlook 2020 como “la energía más competitiva de la historia” y “la tecnología reina del mercado eléctrico” apuntando a que instalará más potencia que ninguna otra durante las próximas décadas.

Así, cuando promotoras y constructoras españolas desarrollen proyectos en otros mercados, podrán ejercer un efecto arrastre sobre los fabricantes nacionales, aumentando las exportaciones de estos últimos. De esta forma, la industria fotovoltaica nacional contribuiría a mejorar la balanza comercial del país.

Para contribuir a que nuestro país alcance esta posición de hub fotovoltaico, desde UNEF hemos realizado el documento ‘Propuestas para una Estrategia Industrial Fotovoltaica’, que hemos entregado esta semana a la Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Esta Propuesta, que estoy orgulloso de haber liderado, incluye 36 medidas en cinco ejes (Sector Eléctrico, Política Industrial, I+D, Comercio exterior y Formación) y tiene como objetivo que se implementen políticas públicas para la movilización de la inversión privada en ampliación de la capacidad de producción nacional de componentes fotovoltaicos y se fomente la transformación digital de las empresas fabricantes.

Las decisiones que tomemos en los próximos 2-3 años determinarán qué país seremos en las siguientes décadas. Es el momento de que España apueste por sectores de actividad y cadenas de valor que generen crecimiento económico y empleo sostenible. Esperamos que la Estrategia Industrial Fotovoltaica, conjuntamente con la propuesta que presentaremos para el plan nacional de recuperación, contribuyan a ello.

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