La nueva planta fotovoltaica supone un 10% de toda la capacidad eléctrica instalada en Mauritania. Cubrirá la demanda energética de 10.000 hogares y evitará la emisión de 21.225 toneladas de dióxido de carbono al año.
“Globalmente las renovables tienen un potencial tremendo para satisfacer nuestras crecientes necesidades energéticas y con proyectos empresariales que mejoran rápidamente, las energías limpias nunca han vivido un momento mejor”, explica el director general de IRENA, Adnan Z. Amin. “Nos anima ver cómo uno de los primeros miembros de la Agencia, Mauritania, comienza su transición hacia un modelo energético asequible y sostenible”.
Hasta la fecha, la red eléctrica de Mauritania, como muchas otras en África y en el resto del mundo, ha confiado en generadores diésel caros y expuestos a la volatilidad de los precios. Además, la demanda de energía crece en torno a un 12%, agravando la presión sobre los 144 MW instalados en total en el país, del todo insuficientes.
“El acceso a la energía es un camino a las oportunidades económicas y sociales”, dijo el sábado el presidente de Mauritania, Mohamed Ould Abdel Aziz, durante la inauguración. “La electrificación, a través de fuentes sostenibles, es fundamental a la hora de asegurar a nuestra gente acceso a servicios básicos y es un paso hacia la mejora de nuestras infraestructuras y de nuestro desarrollo económico a largo plazo”.
Con mucho recurso de sol y de viento, Mauritania tienen potencial para conseguir que una parte importante de su potencia eléctrica procesa de fuentes de energía limpias, seguras y sostenibles. Solo su potencial eólico es cuatro superior a su demanda anual.
En la foto de Clement Tardif, aparecen, de derecha a izquierda Taleb Ould Abdivall, ministro de Mauritania de Petróleo, Energía y Minas, el Sultán Ahmed Al Jaber, consjero delegado de Masdar y Frank Wouters, subdirector general de IRENA.