La instalación, sin conexión a la red eléctrica, se llevó a cabo en el restaurante y salón de eventos Es Jardí de Fruitera, ubicado en la zona de Santa Gertrudis. Este pequeño municipio se encuentra en pleno corazón de la isla de Ibiza y no recibe de forma fiable el suministro de electricidad convencional, indica la distribuidora alemana Krannich Solar, que se encargó del suministro de los 164 paneles solares (REC-245P), los 6 inversores fotovoltaicos (SMA) y las estructuras de perfil de aluminio (K2 Systems) que se utilizaron.
“El promotor del proyecto decidió apostar por las renovables para generar, acumular y consumir su propia energía. Después de un estudio personalizado, se determinó que una instalación fotovoltaica aislada resultaría más rentable que asumir la ampliación del tendido eléctrico para recibir energía eléctrica con plenas garantías”, señala Krannich.
La elevada radiación solar media que recibe Ibiza, de 2000kWh/m2, permite que la producción anual de la instalación sea de 70.000 kWh, situándose el retorno de inversión para la planta en, aproximadamente, ocho años. “Pasado este periodo, el propietario del restaurante disfrutará de energía eléctrica de forma gratuita, con el único coste que supone el mantenimiento de los paneles solares, inversores y baterías del sistema”, añade Krannich.
Dado que se trata de una instalación aislada, la energía solar se consume de forma directa, y únicamente en el caso de que haya excesos de producción, estos servirían para cargar las baterías solares y así, disminuir el número de ciclos de carga y descarga y alargar su vida útil. El generador diésel de apoyo solo interviene en los momentos de máximo consumo o en los días en los que la radicación solar es insuficiente.
Tanto el instalador como Krannich Solar y el propio cliente se muestran muy satisfechos con el rendimiento del sistema desde su puesta en marcha y no descartan ampliarlo.