Aliente (Alianza Energía y Territorio) es una iniciativa nacida este mismo año, que reúne a decenas de organizaciones de todo el estado español, unidas en su rechazo a los macro proyectos solares y eólicos que empiezan a salpicar la geografía española. Estas grandes instalaciones, de muchos megavatios de potencia, ocupan centenares de hectáreas de terreno y los integrantes de Aliente aseguran que "suponen un grave riesgo, con consecuencias irreversibles, para la conservación de la biodiversidad y el paisaje en nuestro territorio, además de comprometer los servicios que la biodiversidad nos brinda, entre ellos la protección de la salud".
Entre los daños que, según Aliente, provoca este modelo de desarrollo de las renovables, cita la mortalidad directa de miles de aves y quirópteros causada por los parques eólicos y su impacto en áreas de elevado valor paisajístico, así como la amenaza que, en su opinión, también supone "la proliferación de grandes industrias fotovoltaicas, que ocupan y destruyen amplias extensiones de áreas de cultivo, pastizales y estepas naturales de gran importancia". Los integrantes de la alianza dicen, asimismo, que la infraestructura eléctrica accesoria, como subestaciones, líneas de alta tensión para la evacuación y transporte de la electricidad y demás proyectos de interconexión eléctrica, "reparte impactos a lo largo de toda la geografía". Y alertan sobre "la merma y fragmentación de los hábitats, la pérdida de suelo y erosión de cubierta vegetal, la disminución de la retención de agua y el cambio de las condiciones climáticas en el entorno de las instalaciones".
Aliente –que cuenta con el respaldo de destacados científicos, como Miguel Delibes de Castro y Fernando Valladares– defiende, frente a este modelo, “una transición energética justa, basada en la generación renovable distribuida, el ahorro energético y el autoconsumo". Una transición, añaden sus integrantes, "que ponga la defensa del territorio y su biodiversidad en el centro”, así que piden al Gobierno una moratoria temporal a la concesión de permisos para instalar estas grandes plantas "hasta que se haga una planificación con participación ciudadana y con amplio apoyo de empresas, partidos polÍticos y colectivos sociales".
No todo vale
En Fundación Renovables están de acuerdo en que, actualmente, no existen criterios de control u ordenación para definir dónde sí y dónde no ubicar estas grandes infraestructuras; y consideran que "la raíz del problema está en que se ha dejado todo a la rentabilidad del terreno y al puro rédito financiero". En su informe "Renovables, ordenación del territorio y biodiversidad", la Fundación plantea una batería de medidas para darle la vuelta a la situación. La más urgente, dicen, es revisar cuanto antes (antes de 2023, como está previsto) el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) para que, entre otras cosas, el Plan incluya una escala de priorización sobre el territorio para las instalaciones centralizadas y distribuidas y una zonificación ambiental y socioeconómica vinculante para los promotores, incluso en las subastas de renovables.
Pero, a diferencia de Aliente, no cree que la solución sea una moratorio. "No podemos echar el freno de mano en la transición energética porque en ello nos va a conservación del planeta, nuestra salud y el futuro de nuestras generaciones", aseguran desde la Fundación Renovables. "La moratoria per se solo serviría para generalizar un problema localizado en determinadas comarcas, cuando la realidad es que hay iniciativas que cumplen con y por el territorio y la ciudadanía", añaden.
La Unión Solar Fotovoltaica, UNEF, se pronuncia en la misma línea. "Si queremos avanzar en la lucha contra el cambio climático, con el añadido de importantes ventajas económicas para nuestro país, son necesarias las plantas solares", dice José Donoso, director general de la asociación. "Es obvio que la prioridad siempre es la eficiencia energética. También es obvio que hay que impulsar el autoconsumo". Pero "el proceso de descarbonización conlleva un proceso de electrificación" y "el autoconsumo no es suficiente para conseguir toda la nueva potencia necesaria", afirma.
"Con plantas pequeñas no es factible conseguir estos objetivos, o nos llevaría 4 o 5 veces más tiempo; y el tiempo es una variable importante en la lucha contra el cambio climático", recuerda, por lo que UNEF se opone totalmente a la moratoria que pide Aliente. También lo hace la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, quien advierte que "la moratoria nos haría perder una década".
Otra cuestión es que no haya que exigir que las cosas se hagan bien; entre otras cosas, siendo extremadamente rigurosos en las evaluaciones ambientales. UNEF es la primera interesada en que sea así, así que va a difundir de manera inminente un "Código de Mejores Prácticas" para maximizar el impacto positivo que las instalaciones fotovoltaicas tienen en los municipios donde se instalan. La patronal solar ya presentó en junio pasado otra herramienta que ve en esta dirección: un "Certificado de Excelencia para la sostenibilidad y la conservación de la biodiversidad en las plantas fotovoltaicas", con el que reconoce a aquellas que cumplen estos requisitos.
Disponer de una zonificación previa, que indique dónde sí y dónde no se pueden ubicar los parques solares y eólicos –como ya sea señalado– sería también de gran ayuda. De acuerdo con la Fundación Renovables, esta herramienta deberían facilitar tanto el Gobierno central como los autonómicos.
Qué dice la ciencia
Dos estudios independientes, que acaban de publicarse, pueden ayudar a dar más perspectiva al debate. Uno de ellos has sido realizado por la empresa de Estudios Estudios Medioambientales y Territoriales (EMAT), que ha analizado la bodiversidad de aves y otras especies de fauna en tres instalaciones solares fotovoltaicas, ubicadas en Murcia y Ciudad Real. Santiago Martín Barajas, director de EMAT, resumía los principales resultados de este trabajo en el Foro Solar de UNEF, celebrado el mes pasado, donde afirmaba que "las grandes instalaciones de fotovoltaica pueden ser una oportunidad para la biodiversidad si las cosas se hacen bien".
El estudio de EMAT ha encontrado resultados diferentes en las tres plantas: en una de ellas existe la misma biodiversidad dentro y fuera de la instalación; en otra hay una riqueza de fauna mayor dentro de la planta que fuera de ella; y en la tercera es más pobre en la propia planta que en su entorno. La conclusión de Martín Barajas es que "resulta esencial elegir bien el emplazamiento y no (situar las plantas solares) en aquellos que tengan un valor intrínseco ambiental, además de hacer una gestión de la fauna adecuada y sostenible en estas instalaciones". Las plantas fotovoltaicas, añadía, "pueden llegar a convertirse en auténticos refugios para la biodiversidad porque la fauna puede estar en ellas tranquila”.
El otro estudio, presentado también en el Foro Solar, ha sido realizado por Investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). En su caso, analizaron el suelo, la cubierta vegetal y la fauna de diferentes plantas fotovoltaicas instaladas en esta comunidad autónoma. Su conclusión es que, con el transcurso del tiempo, la vegetación se recupera, "adoptando la composición florística de los alrededores de la instalación, por lo que en los límites interiores de un parque solar se forma un ecosistema de transición más rico y diverso, de características similares a los ecotonos naturales".
Este informe muestra, en concreto, que el terreno donde se sitúan las plantas analizadas, y en mayor medida el suelo bajo seguidores solares, "evoluciona hacia un estado intermedio de transición, tendente hacia un ecotono entre sistemas agrarios y ecosistemas forestales, diferenciándose claramente de los cultivos herbáceos y aproximándose más a sistemas naturales más estables". En cuanto a la fauna, indica que el abandono del uso agrícola en el suelo de las instalaciones y el mantenimiento de la cubierta vegetal espontánea natural ofrece amplias extensiones de refugio para la entomofauna, lo que genera importantes beneficios para grupos insectívoros, como quirópteros, reptiles, anfibios o aves (cuya alimentación básica son coleópteros, ortópteros o lepidópteros).
De la misma manera, una reducción drástica en el uso de productos fitosanitarios tiene importantes beneficios para las poblaciones animales, recuperando la normal estructura de las cadenas tróficas.
Por todo ello, el estudio de la Universidad de CLM concluye que las instalaciones fotovoltaicas pueden ser utilizadas por la fauna como refugio en diversas situaciones, tanto de forma natural, por medio de la vegetación, como de forma artificial, mediante la instalación de cajas nido; o usando las mismas infraestructuras de la planta.
Un último dato: UNEF ha hecho números y estima que si la totalidad de los objetivos del PNIEC para fotovoltaica se llevaran a cabo sobre suelo agrícola, solo se necesitaría el 0,2% de este suelo. En España hay más de 2.300.000 hectáreas de baldíos y la fotovoltaica necesitaría menos de 60.000 Ha.