A las celdas fotovoltaicas les afecta negativamente el calor, de tal manera que disminuye su potencia en un 0,5% por cada grado que aumenta la temperatura. Un incremento de temperatura de 10°C significa una reducción de 5% en la potencia eléctrica. Para evitar esas pérdidas los ingenieros de Solimpeks han creado un panel híbrido, en el que circula agua que enfría las celúlas fotovoltaicas. Esta temperatura se traslada al agua pudiéndose aprovechar como agua caliente sanitaria (ACS) o convertirse en una calefacción de suelo radiante.
Además de producir electricidad y agua caliente con el mismo panel, otra de las ventajas es que al disminuir la temperatrura de las células se alarga su vida útil. Los cálculos realizados por Solimpeks indican que una instalación de 25 m² es suficiente para alimentar una casa europea de tipo medio con electricidad y agua caliente todo el año.
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