Las cubiertas planas de la Urbanización Rosa Luxemburgo, en la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes, al norte de la capital, están siendo conquistadas, sin prisa pero sin pausa, por ese tono azul oscuro casi negro característico de los módulos fotovoltaicos. La energía solar entró en la vida de este barrio hace tiempo, en 2010 exactamente, cuando se realizó la primera instalación. Un grupo de vecinos creó por entonces una comisión para estudiar la viabilidad y la rentabilidad de la fotovoltaica. Y vieron que, efectivamente, la energía solar merece la pena.
Siguen en las mismas. Porque a las más de 40 instalaciones existentes, la mayoría de vertido a red, se están sumando estos días una treintena más de autoconsumo. Las primeras tienen una potencia que va de los 3,8 a los 5 kW, aunque la mayoría son de 4,6 kW. Paco Holguera, uno de los mayores impulsores de la apuesta solar en el barrio, calcula que “a día de hoy la urbanización tiene unos 160 kW instalados con vertido a red, y otros 15 kW de autoconsumo. Y con los refuerzos que vienen, con esa treintena nueva de instalaciones de autoconsumo, habrá que añadir unos 100 kW más. Total, que en pocos meses en La Rosa habrá unos 275 kW fotovoltaicos. Así, casa por casa”.
Con las nuevas instalaciones de autoconsumo estos hogares autoproducirán una buena parte de la energía que consumen, con el consiguiente ahorro energético y en la factura de la luz, además de los beneficios sociales y medioambientales que eso supone. Cuenta Paco Holguera que “las empresas de fotovoltaica que operan en el barrio –instaladores, mantenedores…– dicen que no conocen otro colectivo con iniciativas como la nuestra, pero a mi me parece insuficiente para una cooperativa que nació con espíritu ecológico y de defensa del medio ambiente”.
Holguera quiere más “porque pienso que estamos en emergencia climática, en la que no solo las instituciones tienen que actuar. La sociedad civil también tiene que intervenir, obligando a los gobiernos a tomar medidas, pero también con iniciativas propias”. En todo caso, conoce bien todo el trabajo que hay detrás de esta oleada solar y “me siento orgulloso de los vecinos que han formado parte de las distintas comisiones para impulsar estos proyectos, y de la Junta de Propietarios que ha ayudado con sus medios”, insiste.
Sanse, como suelen llamarla los vecinos, cuenta con otras instalaciones singulares en algunos de sus edificios públicos. Es el caso del centro cívico Pepe Viyuela, donde se localiza el punto limpio del municipio, con 104,5 kWp. O el Centro Joven Daniel Rodríguez, con su fachada sur cubierta de módulos fotovoltaicos.