De Alemania, de Francia, de Portugal... La Fundación Alternativas reunió el jueves pasado en torno a una mesa de debate a un montón de expertos que debatieron durante más de dos horas sobre el autoconsumo. Sobre el que a duras penas va abriéndose camino puertas adentro, aquí, en España, y sobre el que lo está teniendo más fácil allende las fronteras, en Francia, en Portugal, en Alemania. Los lugares comunes fueron muchos y muy concretos, según explica en un comunicado la propia Fundación Alternativas: (1) la transición energética hacia fuentes renovables es ya una realidad imparable, marcada en gran medida por los tiempos que marca el calentamiento global; (2) todos los actores implicados están de acuerdo en que más pronto que tarde el cambio hacia modelos de producción de energía limpia será una realidad; (y 3) "en este escenario, el autoconsumo tiene un papel fundamental".
A partir de ahí, las diferencias
Según la Fundación, la mesa «El papel del autoconsumo en la transición energética en España. Lecciones aprendidas de otros países» ha dejado muy clara una conclusión: "los planteamientos normativos sobre el autoconsumo energético difieren ampliamente dentro de las fronteras de la Unión Europea, y van desde las barreras legislativas y administrativas en España que bloquean su avance, hasta el fomento institucional de países como Francia, Portugal o Alemania, que lo abanderan como medida estrella en sus programas políticos".
Sergio López de Castro, director comercial de la División Solar de Fronius España, comentó que en Portugal, “tanto el Gobierno como las eléctricas y la población le ven sentido al autoconsumo, y ya han perdido el miedo a la tarea administrativa”, mientras que en España ocurre todo lo contrario.
Por su parte, Álvaro Espino, agregado de Energía de la Embajada de Francia, afirmó que en el país galo tienen claro que el desarrollo del autoconsumo es una gran “oportunidad” de negocio y “Macron tiene un fuerte compromiso político de protección de medio ambiente, y va a seguir adelante con la transición energética”.
Jordi Ortega, de Fòrum ecològic, destacó que Alemania empezó a “favorecer el autoconsumo” en la década de los noventa. Sin embargo, las zonas mineras cuyas economías dependen del carbón siguen poniendo “trabas al desarrollo de las renovables”.
Eduardo Moreda, subdirector de Regulación de Endesa, aclaró que “España tiene una de las cargas impositivas más altas de Europa, y nuestra asignatura pendiente es que no tenemos una metodología de tarifas”.
Álvaro Larraza, de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, resaltó que lo más urgente es “desbloquear” el sistema español y seguir el modelo francés, que ya tiene una ordenanza y, a pesar de la lentitud, “se ha convertido en una referencia”; mientras que Fernando Ferrando, vicepresidente de la Fundación Renovables, recalcó que “el autoconsumo es un derecho y es exigible al regulador que avale ese derecho y no se deje influenciar”.
Carlos Martínez Camarero, de la Secretaría de Medio Ambiente de Comisiones Obreras, subrayó que el autoconsumo no debe centrarse sólo en viviendas, sino también en empresas, “donde puede generar un gran número de puestos de trabajo”.
Y Aída González, responsable de Políticas Energéticas de UNEF, apuntó que “la energía fotovoltaica arroja un saldo positivo en ahorro, eficiencia, emisiones de CO2 y consumo de combustibles fósiles, el problema está en las barreras administrativas”.
Begoña María-Tomé, coordinadora de medio ambiente y energía del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de Comisiones Obreras: “El desafío de la transición energética es tan tremendo que va a provocar el cierre progresivo de las centrales nucleares, lo que implicará un aumento de las renovables. Sin embargo, el proceso será multisectorial, por lo que es necesaria la implicación de Administración, empresas y ciudadanía en general: todos seremos protagonistas”.
