Esta es una de las 25 recomendaciones incluidas en el primer informe oficial de evaluación encargado por los 45 países que se comprometieron en la COP26 de Glasgow en 2021 a que las tecnologías limpias sean, a comienzos de la próxima década, la opción más abordable, accesible y atractiva en los principales sectores emisores de dióxido de carbono (CO2).
La Agencia Internacional de la Energía (AIE), la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) y los Campeones de Alto Nivel de la ONU para el Cambio Climático, que son los autores del informe, del que se hace eco la agencia Efe, estiman que las capacidades de renovables van a subir un 8 % este año hasta 300 gigavatios, lo que en total equivale a lo necesario para el aprovisionamiento de unos 225 millones de hogares.
Otra de las principales recomendaciones dirigidas a los líderes que participan en el Foro Global de Acción para la Energía Limpia que se celebrará en la ciudad estadounidense de Pittsburgh este miércoles y jueves es establecer unas fechas límites para la comercialización de vehículos nuevos que emiten CO2.
En concreto, su propuesta consiste en no permitir la venta de coches y furgonetas nuevos con motores térmicos a partir de 2035 (ya está previsto que se imponga esa obligación en la Unión Europea) y obligar a que a partir de 2040 solo salgan al mercado camiones de cero emisiones.
Respecto a los eléctricos, plantean una cuota del 60% en 2030 a fin de limitar la subida de las temperaturas a 1,5ºC, lo que precisaría multiplicar por diez las infraestructuras de recarga para vehículos eléctricos. En 2021 se vendieron 6,6 millones de vehículos eléctricos en el mundo, el doble que en 2020. Representaron en torno al 9 % del total de vehículos vendidos.
Hidrógeno verde
Señalan, asimismo, que la producción de hidrógeno verde –esto es, el generado con fuentes renovables– y de hidrógeno con bajas emisiones de CO2 tendría que subir de menos de 1 millón de toneladas en 2020 a unos 150 millones en 2030.
En la industria siderúrgica, la prioridad sería pasar de 1 millón de toneladas de acero con bajas emisiones de carbono anuales actualmente a unos 100 millones de toneladas a comienzos de la próxima década. Eso implicaría una reducción del 30 % en la intensidad de las emisiones.
Los autores del estudio también fijan una serie de metas para el sector agrícola, que supone alrededor del 20 % de las emisiones globales causantes del calentamiento climático. En ese caso, se trataría de aumentar los rendimientos y al mismo tiempo detener la expansión de las tierras de cultivo y de pastoreo para atajar la deforestación.
Cooperación internacional
En la presentación del estudio, el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, insistió en que "solo acelerando la transición a energías limpias sostenibles" se puede conseguir "la seguridad energética", en un momento en que el mundo está viviendo "la primera crisis energética verdaderamente global".
En este sentido, Birol subrayó la importancia de la cooperación internacional que permitirá que esa transición sea "más rápida, más barata y más fácil para todo el mundo”. "Sin esa colaboración -avisó-, la transición a cero emisiones netas será mucho más complicada y podría retrasarse décadas".
Según los organismos implicados en este estudio, la cooperación internacional puede contribuir a que los costes de algunas tecnologías limpias disminuyan en un 18% para 2030. Además, la transición energética para alinearse con el objetivo de un calentamiento global limitado a 1,5 grados centígrados permitiría crear cerca de 85 millones de nuevos empleos en ese horizonte desde 2019, que compensarían los 12 millones de puestos de trabajo que desaparecerían por ese mismo proceso.