«Un autoconsumo que democratice el sistema eléctrico». Ese es el título del último informe que ha alumbrado el Observatorio Crítico de la Energía, ese laboratorio de ideas que fue fundado por un grupo de jóvenes ingenieros y científicos a principios de 2007 y que no cesa de producir desde entonces informes centrados en el mundo de la energía. El último, este, sobre el autoconsumo. En él aborda tres experiencias muy concretas: Alemania, California y Chipre. Aquí nos vamos a centrar en el caso alemán, que es especialmente relevante, para empezar, por su climatología, sin duda -de entre las tres- la más alejada de la española.
Efectivamente, en Alemania, la radiación solar oferta números que están muy lejos de los registrados en España. Sin embargo, una política sólida de apoyo al sector fotovoltaico durante el último cuarto de siglo -política estable y duradera- ha dado como resultado un parque fotovoltaico nacional sin parangón en toda Europa. A finales de 2015, Alemania tenía instalados 39,6 gigavatios de potencia solar fotovoltaica (FV). Más aún: durante ese año la generación mediante esta tecnología cubrió el 7% de la demanda de electricidad. Lejos de esos registros, España tenía a finales del año pasado 4.420 megavatios FV (o sea, 4,42 gigavatios... frente a 39,6). Ese escuálido parque fotovoltaico nacional -raquítico, en comparación con el alemán- generó el año pasado en España el 2,9% del total de la electricidad que produjo este país (los datos son de Red Eléctrica de España).
Los motivos del éxito del caso alemán
La primera legislación que favorecía la instalación de renovables en Alemania -explica el OCE en su informe- fue la Electricity Feed-in Act, promulgada en 1991. Entre 1990 y 1995, el Ejecutivo alemán impulsó el programa de los “1.000 tejados solares”. El éxito de este primer programa propició su ampliación mediante uno, más ambicioso: el de los “100.000 tejados solares”, que se desarrolló entre 1999 y 2003. Sin embargo -matiza el OCE-, el verdadero impulso para el desarrollo de las renovables se produjo con la German Renewable Energy Act (EEG) del año 2000, que garantizaba una retribución fija por la energía vertida a la red y reconocía el derecho de cobro durante 20 años.
No hay por supuesto impuesto al sol y sí retribuyen sin embargo los excedentes
Para las instalaciones FV de autoconsumo con potencia inferior a diez kilovatios (10 kW), el procedimiento que establece la EGG -explican desde el OCE- es sencillo: los propietarios de la instalación pueden consumir directamente la electricidad que generan sin pagar cargo o impuesto alguno. O sea, que allí no hay impuesto al sol. Además -continúa el OCE-, vierten a la red la energía que no utilizan y reciben por ella un precio fijo (Feed-in Tariff, FiT) cuya cuantía varía en función del momento de puesta en marcha de la instalación. También existe la opción de que reciban una prima fija (Feed-in Premium, FiP) que se suma al valor que alcance la electricidad en el mercado, este esquema se conoce como “Modelo de Integración en Mercado”. El pago de las FiT está garantizado durante 20 años. [Abajo, evolución de las FiT y el precio de la electricidad durante los últimos 15 años].
Cada dos meses
La Agencia Federal (Bundesnetzagentur) publica, cada dos meses, la cuantía de las FiT para nuevas instalaciones. Esta va disminuyendo con el tiempo de manera que: (1) se ajuste al descenso de precios de la tecnología; (2) suponga un incentivo para mejorar las nuevas instalaciones; y (3) acote el gasto total asociado que se compromete durante los siguientes 20 años. En la actualidad, la tarifa oscila entre 0,12 y 0,08 euros por kilovatio hora (€/kWh), según el tamaño de la instalación.
As time goes by
Junto con la evolución de las FiT, el precio que paga un consumidor doméstico por la electricidad en Alemania también ha evolucionado lógicamente. Arriba podemos observar cómo, para instalaciones realizadas antes de 2011, los autoconsumidores recibían, por cada kilovatio hora que inyectaban en la red, un precio (FiT para la fotovoltaica) mayor que el precio que debían pagar para importar un kilovatio hora de la red (Precio que pagan los hogares y la industria por la electricidad). Sin embargo, para instalaciones posteriores a ese año, el cruce de las curvas indica que los autoconsumidores reciben un precio menor por cada unidad de energía inyectada a la red del que pagan cuando importan esa energía; es decir, a partir de ese año, el régimen retributivo automáticamente incentiva el autoconsumo instantáneo (el consumo que se produce en los momentos de generación).
Exenciones y/o beneficios fiscales
Además, las instalaciones con potencia comprendida entre 10 kW y un megavatio (1 MW) solo pueden cobrar FiT por el 90% de la electricidad que generen. En otras palabras, deben autoconsumir al menos el 10% de su producción eléctrica. Las instalaciones de autoconsumo también disfrutan de una situación ventajosa en lo que se refiere al impuesto EEG Umlage. Este impuesto, que se incluye en la factura de electricidad de todos los consumidores alemanes, está destinado a financiar la transición energética. Por un lado, las instalaciones de autoconsumo con potencia inferior a 10 kW están exentas de este gravamen; por otro, las que tienen una potencia superior, deben pagar solo el 35% del EEG Umlage en 2016 y el 40% en 2017.
La propiedad de las instalaciones
Según explica el OCE en su informe, "la participación ciudadana es a menudo señalada como uno de los principales factores que han permitido el éxito de la transición energética en Alemania". Y, ciertamente, de toda la potencia renovable que había instalada en Alemania en 2012, el 47% estaba en manos de ciudadanos y cooperativas "permitiendo -señalan desde el Observatorio- la evolución desde un sistema marcadamente oligopólico hacia otro más democrático". En este sentido, el OCE considera que "la participación de los ciudadanos como inversores en los nuevos proyectos renovables también implica una mayor aceptación social de la transición, aun cuando esta ha supuesto un incremento de las tarifas eléctricas".
Los motivos del éxito
Según el Observatorio, entre los aspectos principales que han permitido el desarrollo de instalaciones renovables propiedad de ciudadanos, granjeros y cooperativas de consumidores se encuentra la existencia de unas condiciones de retribución de la energía generada "sencillas y estables". Como señalan varias de las fuentes consultadas -explica el OCE-, "el hecho de que los productores tengan unos ingresos fijos garantizados a través de una FiT que se mantiene durante 20 años ha resultado clave para que muchos de ellos se hayan decidido a participar en el sector eléctrico". [Abajo, gráfico referido a las instalaciones de potencia menor a diez kilovatios, 10 kW].
El gobierno alemán modificó la EGG en agosto de 2014
Un estudio de la Oficina Federal de Cooperativas Energéticas muestra que las cooperativas que tienen previsto realizar una inversión en el corto plazo han pasado del 92% en 2013 al 67% en 2014 y que ha disminuido el número de nuevas cooperativas formadas. El estudio achaca estos descensos a la complejidad que ha introducido la reforma de la EGG. Además, y según algunos expertos consultados por el OCE, la reforma implica "gastos financieros que las sitúa [a las cooperativas] en una situación de desventaja con respecto a las grandes empresas eléctricas".
Baterías
Otro aspecto que resulta muy interesante del modelo alemán -concluye el OCE- es el incentivo creado para la instalación de baterías junto a los paneles fotovoltaicos mediante el programa Standard & Storage. El Banco de Desarrollo Alemán otorga a los propietarios de sistemas con potencia inferior a 30 kW créditos de bajo interés para la instalación de estos sistemas de almacenamiento. En España, el Gobierno Rajoy no solo no incentiva la instalación de baterías en los sistemas de autoconsumo, sino que además ha ideado un impuesto que grava esa instalación.
¿Impuestos?
Ciertamente, el impuesto a las baterías ideado por el Ejecutivo Rajoy nadie lo está pagando -sucede con él lo mismo que está sucediendo con el denominado impuesto al sol-, pero, en todo caso, no deja de lastrar el despegue de un sector que seguramente estaría disparado si no fuese por esas amenazas que ha incluido el Ejecutivo Rajoy en su Real Decreto de Autoconsumo. Lejos de La Moncloa, en Canarias, el Ejecutivo regional ha decidido no esperar a la conformación de un nuevo gobierno y ha dado un paso adelante: hace unas semanas, aprobó subvencionar baterías de instalaciones de autoconsumo con conexión a red.