Ya lo hemos comentado en alguna ocasión. Una de las frases que con más clarividencia plasma lo que sucede en el mercado eléctrico español es esa que dice que "si te han explicado cómo funciona el mercado eléctrico y lo has entendido... entonces es que no te lo han explicado bien". Con la factura de la luz, que es la explicación que le dan las eléctricas a los consumidores todos los meses, sucede exactamente lo mismo: uno paga... pero no sabe muy bien qué está pagando exactamente. Veamos: todos sabemos que estamos pagando los kilovatios eléctricos que consumimos y todos sabemos, también, que, en la factura, estamos pagando además un montón de otros conceptos entre los cuales están las primas a las renovables, "que son las grandes culpables del déficit", según los mamporreros de Unesa y el gobierno. Además, algunos sabemos que hay otros conceptos que pesan tanto o más que las primas y a los que nadie alude casi nunca, como la distribución, que le ha costado a los consumidores 24.000 millones de euros -con destino a Unesa- en los cinco últimos años.
La transparencia de Ana Mato
El caso es que para hacer más transparente y clara la factura de la luz, el ministro Soria reveló el pasado jueves que "estoy justamente trabajando mucho con mi compañera Ana Mato, que no es solo ministra de Sanidad, sino también de Consumo, en un nuevo diseño de la factura de la luz para que cuando llegue el recibo uno no tenga que ser ingeniero industrial para entenderlo". Que un ministro de Energía reconozca que prácticamente hay que ser ingeniero industrial para entender una factura es algo muy loable, aunque quizá poco elegante para sus antecesores -ministros socialistas y populares-, que han sido, durante los últimos quince años, los autores -por acción u omisión- del embrollo. Ahora bien, que Soria, para hacer más transparente la factura, esté "trabajando mucho" con la ministra más "transparente" del ejecutivo Rajoy, la misma que se encontró un día un cochazo en el garaje y otro día un camión de confeti en el jardín... pues quizá... de cara a la transparencia... no resulte particularmente esperanzador.
Lo que sí se ha aprendido Soria
La otra perla que soltó Soria en El Debate de Televisión Española tuvo por protagonista a la interrumpibilidad, que el ministro definió con mucha precisión (esa lección parece habérsela aprendido). La interrumpibilidad es un concepto que está dentro de los costes del sistema -dijo- "por el que a las grandes empresas que utilizan de manera intensiva la electricidad, de tal forma que, en su estructura de costes, la energía eléctrica puede suponer un 45, un 50% –estamos hablando de las que producen aluminio, las acerías, el cinc, etcétera–, como quiera que se les pide que estén dispuestas a interrumpir su suministro de electricidad en el caso de que se produzca un problema en el sistema... esa disposición a interrumpir, interrumpibilidad, tiene un precio". Hasta ahí, todo bien. A partir de ahí, todo lo dicho por el ministro, cuanto menos, resulta llamativo. Veamos: en principio, ese coste fue introducido en la factura –según estableció el propio gobierno- para que las interrumpibles en efecto apaguen máquinas en caso de emergencia.
¿Está diciendo chantaje?
Lo llamativo es la forma en la que el ministro explicó el incremento de precio que ha experimentado ese concepto este año (incremento que va a ser repercutido en la factura de la luz, esa que va a hacer mucho más transparente Ana Mato). Pues bien, el gobierno ha elevado este año el precio de la interrumpibilidad un 54,8%, o sea, que, a las interrumpibles les vamos a pagar entre todos los consumidores en 2013 un 54,8% más que en 2012. Así, si en 2012, pagamos algo menos de 500 millones de euros por ese concepto; en 2013, vamos a pagar casi 750. El señor Soria lo explicó, literalmente, así: "¿y por qué 700 millones de euros al año? Pues porque de lo contrario esas empresas -muchas de las cuales emplean a cuatro, cinco o seis mil personas en España y tienen instalaciones que ya están amortizadas- dicen... si ustedes no pagan esta interrumpibilidad yo levanto la fábrica y me voy a otro país". ¿Insinúa el ministro, pues, que las empresas interrumpibles chantajean al gobierno? ¿Insinúa que el gobierno cede a ese chantaje?
España de broma y chirigota
¿Insinúa que el concepto interrumpibilidad en realidad no tiene como objetivo la seguridad del suministro eléctrico? Imaginemos por un instante -al fin y al cabo es tiempo de carnaval- que sí lo está insinuando. La pregunta -pregunta que nadie hizo en El Debate- bien podría ser esta: "entonces, ¿por qué incluimos eso en la factura eléctrica?". Y digo yo: ¿no sería más lógico colocar ese coste/subvención en un, por ejemplo, "plan para que no se deslocalicen las acerías, fabricantes de aluminio y otros grandes consumidores de electricidad"? Otra pregunta: ¿puede un ministro hacer una afirmación de ese calado en la televisión pública, delante de media docena de periodistas, sin que nadie diga absolutamente nada sobre el particular? Esta pregunta sí tiene respuesta clara: sí, puede. Como también puede estar tranquila la gran patronal eléctrica, que siempre coloca un mamporrero en antena. La única pregunta sobre renovables fue esta: "¿de qué manera el gobierno va a reducir el impacto que tienen las primas de las renovables en el recibo de la luz que, desde mi punto de vista, es excesivo?". El Debate, periodismo de altura en la televisión pública, o España de broma y chirigota en tiempos de confeti y carnaval.
Postdata
El ministro acabó su alocución (en lo que se refiere a la electricidad) con una frase que calificaremos de "histórica" y que esperemos le persiga durante mucho tiempo (reproducimos literalmente): "todo el mundo debe saber que, a partir de ahora, si la luz sube o baja en España, no es porque el ministerio, discrecionalmente, en el uso de las atribuciones que tiene, diga que va para arriba [el precio de la luz] o que va para abajo, no. Es fruto puramente del mercado". ¿Quiere eso decir que, a partir de ahora, el Ministerio no podrá volver a señalar a las renovables como las culpables de la subida de la luz? Ah, por cierto, en España hay casi 106.000 MW instalados, mientras que la demanda máxima de electricidad registrada en este país –la máxima de todos los tiempos– está en 45.450 MW (18.53 horas del 17 de diciembre del año 2007). La última vez que Red Eléctrica de España emitió orden de interrumpir fue en el año 2009, según Javier Penacho, a la sazón director general de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE). Entonces había en España 99.000 MW. Desde 2009, no ha habido que echar mano de la interrumpibilidad. Entre las interrumpibles, que cobran por "motivos de seguridad" en un mercado ahíto de potencia, están por ejemplo Arcelor Mittal o Alcoa. El video completo de la entrevista está aquí (las declaraciones aludidas puedes encontrarlas a partir del minuto 31.21 segundos.