El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA), dependiente de la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresa y Universidad, acaba de publicar la Encuesta Social 2018. Medio Ambiente y Hogares en Andalucía, una encuesta -informa el Gobierno andaluz- que refleja "una clara tendencia positiva en la gestión medioambiental cotidiana que realizan los andaluces de sus hogares". En materia de recursos energéticos, la Encuesta concluye que en más del 70% de las viviendas que se construyeron antes de la década de los 70 se mantiene el uso de gases licuados del petróleo como el butano. Por el contrario, los porcentajes se ubican por debajo del 47,4% cuando se trata de construcciones edificadas a partir del año 2001. Según la Junta de Andalucía, "en sentido inverso ocurre con la energía solar". La instalación de infraestructuras que permiten el aprovechamiento del sol como fuente de energía "empieza a hacerse más visible -constata la Encuesta- en las viviendas construidas a partir de la década de los 80, y se mantiene en valores por debajo del 10% en las viviendas levantadas hasta el año 2000". Entre las edificaciones construidas en la primera década del siglo se observa un repunte, ya que el 11,2% de viviendas construidas entre los años 2001 y 2010 utilizan este tipo de energía. Y en la última década despega definitivamente: el 41,7% de las viviendas construidas entre los años 2010 y 2019 utilizan energía solar, casi alcanzado el porcentaje de hogares que utilizan combustibles derivados del petróleo.
En cuanto al consumo de recursos naturales, destaca que el 9,6% de las viviendas de Andalucía cuenta con piscina y el 58,6% con patio o jardín, teniendo en cuenta que en ambos casos se pueden corresponder a propiedades individuales o colectivas.
En lo que respecta a la iluminación, las viviendas de la comunidad han optado por sistemas más eficientes en términos energéticos, siendo el más utilizado las bombillas de bajo consumo (77,9%), más de doce puntos más que en 2008 y las de tipo LED (69,7%), cuyo uso no existía hace una década.
Por otro lado, la mayor parte de la población ya tiene electrodomésticos con una calificación energética A, A+ o A++. En el caso de los frigoríficos se sitúa en el 53,8%, para las lavadoras en el 55,3% y en los lavavajillas es del 53,6%. En esta evolución hacia la ecoficiencia en los hogares influye la capacidad económica que los andaluces tienen para poder llevar a cabo esta renovación. Por ejemplo, las viviendas con menos ingresos tienen con más frecuencia electrodomésticos más antiguos y, por tanto, menos adaptados a esto nuevos estándares ambientales.
Uso y equipamientos eléctricos
Según la Encuesta 2018, los hogares han crecido en equipamientos básicos, lo que supone también un mayor consumo energético, especialmente en el de carácter eléctrico. El 85,4% de las viviendas dispone de algún tipo de calefacción, 42,3 puntos porcentuales más que en 2008. La clase de calefacción más utilizada es la de tipo eléctrico (76,2%), compuesta fundamentalmente por radiadores y acumuladores eléctricos, seguido en importancia de las bombas de calor (56,8%).
Igualmente, crece la disponibilidad de aire acondicionado: el 68,8% de los hogares dispone de algún aparato, 11,4 puntos más que en 2008. Este crecimiento viene acompañado de mejores prácticas en el uso: la temperatura media durante el día es de 23,2 grados, medio grado más alto que diez años antes, si bien todavía no se sitúa en los 25 grados, que es la temperatura recomendada en verano por la Agencia Andaluza de la Energía. Lógicamente, en la disponibilidad de calefacción y aire acondicionado influye la ubicación geográfica de las construcciones.
Uso de vehículos
Otra forma de observar los cambios de modelo de consumo de la población está relacionada con las pautas de uso de los vehículos de motor. Actualmente, del total de viviendas que tienen como principal modo de desplazamiento un vehículo a motor, el 98,1% utilizan un combustible fósil, de los cuales la mayoría es diésel (61,8%). Un 1,9% tiene vehículos híbridos o eléctricos y un 27,6% se ha planteado comprar un vehículo de este tipo en el futuro. Este último porcentaje aumenta hasta el 35,4% en los hogares con mayores ingresos (más de 3.000 euros netos al mes).
Atendiendo a la antigüedad del parque automovilístico, el 44,9% de la población tiene un vehículo principal a motor con más de diez años, si bien esta cifra se reduce hasta el 29,7% entre las viviendas de mayores ingresos.