Van a hacer 11 años en noviembre desde que se estrenó el documental “Una Verdad Incómoda” en el que el exvicepresidente americano Al Gore intentaba explicar lo mala que en aquella época era la situación de nuestra Tierra en cuanto al impacto del cambio climático y, sobre todo, lo que deberíamos hacer para intentar frenar o al menos desacelerar este proceso.
Aparte del documental, se publicó un libro y el señor Al Gore estuvo en España presentándolo directamente e incluso “formó” a un grupo de gente interesada en propagar el tema, entre los cuales tuve la suerte de estar. Y me gusta recordar que Al Gore ganó el Nobel junto al IPCC, el grupo internacional de cientos de expertos en el Clima y temas relacionados, que se fundó en 1988, al amparo de Naciones Unidas.
Era la época en la que nuestro actual Presidente se mofaba sin recato del cambio climático, apoyándose científicamente en su ya famoso primo. Y aunque ha cambiado de discurso, pues eso: sólo ha cambiado de discurso. Ahora que el Partido Popular gobierna en una situación global en la que nadie niega este dramático hecho (a excepción de Trump y su corte) ha adoptado una “posición” más correcta aunque el servilismo le impidió manifestarse en contra de la decisión del Gobierno americano a diferencia de los auténticos líderes europeos.
No es un consuelo dejar patente una actitud tan imbécil, y decir que nuestro presidente y sus ministros no tienen inteligencia no es un insulto sino una triste afirmación que de nada sirve para solucionar el terrible problema que no deja de agravarse. Y es que estos individuos querían hacer una mega obra de trasvase del Ebro si hubieran ganado en 2004 ¿De qué parte de su caudal? Todos sospechábamos lo que iba a pasar y considerábamos absurda e imposible esa iniciativa. Y además criticaron con violencia la decisión de construir plantas desaladoras.
Supongo que el sabio ministro Nadal no habrá mirado la página de AEMET (que depende de otro Ministerio en el que se supone que cuidan del Medio Ambiente), en la que se visualizan los pronósticos del clima en España, pero supongo que eso ni lo conoce la propia señora ministra García. Porque si conocen el trabajo de su propia gente y lo ignoran de la forma que lo hacen, esto es de juzgado de guardia.
De juzgados y de chanchullos tenemos los noticiarios llenos. Y en estos días, que eran de prever, y que lamentablemente se convertirán en algo que nuestros hijos añorarán en 20 años, la cara de imbéciles que se nos pone a algunos al decir: ¡ya lo sabía! Esto, lo único que hace es poner de manifiesto nuestra irresponsabilidad. La de los que sabemos lo que hay que hacer. ¿Qué hacemos permitiendo que se queme más carbón que gas en estos días de gran demanda? ¿Qué hacemos cuando leemos que UGT está en contra de cerrar la térmica de Mallorca? ¿Es que no se enteran de que las energías renovables son las que más se instalan en el planeta? ¿Cómo permitimos que se exploten acuíferos ilegalmente en Doñana y en mil sitios más? ¿Cómo es posible que en 2017 se vayan a batir todos los récords de producción de carne en España? ¿Nos damos cuenta del impacto de esta actividad en nuestro medio ambiente? Todo sea por la pasta (a corto plazo, eso sí). Me temo que la verdad incómoda de Al Gore de hace once años es casi una visión muy ingenua. Hay muchas verdades, muy incómodas, pero nosotros seguimos aceptando una situación que cada vez es más inaceptable.
¿Hasta cuándo?