El pasado día 5 de marzo tuvo lugar una interesante conferencia en Madrid. La organizó ARE, la asociación que presido, con la extraordinaria colaboración del ICE X –y más concretamente de Valvanera Ullargui y Rebeca Sainz–, junto a la Comisión Europea y el apoyo de otros organismos internacionales, como SE4ALL, EU African Partnership, RECP, EBTC. Como patrocinadores actuaron Siemens y Acciona.
Digo interesante, porque a priori, traer a España a representantes de estas instituciones, junto a numerosas empresas grandes y pequeñas que están protagonizando un espectacular cambio en el escenario de la electrificación rural en los países en vías de desarrollo, me parece que es brindar a las empresas españolas del sector de las renovables una muy buena oportunidad para conocer las claves para acceder con éxito a este inmenso mercado que se está construyendo.
Y de eso se trataba: conocer las políticas, los mecanismos de financiación internacionales y especialmente de la Comisión Española, conocer los modelos de negocio, los mecanismos para acceder a la realización de proyectos. Y también ponernos al día en cuanto a las tecnologías de generación y de gestión. Algo que va mejorando muy rápidamente.
Las inscripciones superaron el aforo de la sala de reuniones del Ministerio de Economía y Competitividad. Las intervenciones, a pesar de lo apretado del programa de un solo día fueron muy apreciadas y algunas brillantes, como la de Isaac Barbero, Director General de ICE X, o la de Ridolfi, Director de la DG DEVCO, y muchos otros.
Yo, que suelo atender a muchas reuniones similares, aprendí cosas muy interesantes, como los fondos de financiación españoles FIEM, que explicó León Herrera, los nuevos desarrollos técnicos de empresas españolas y extranjeras y mucho más. Hasta aquí la par te “dulce”.
La parte un tanto amarga viene de la relativamente escasa participación de empresas españolas del sector de las renovables, que aún no están en el negocio de la electrificación rural. Y eso que la decisión de traer este año el evento a Madrid tenía precisamente ese objetivo: atraer a las empresas españolas. También era el objetivo del ICEX, que actuó en consecuencia.
Para ello, también contamos con la colaboración de UN EF. De hecho, su director general, José Donoso, cursó invitación a sus socios, pero he de decir que la respuesta fue bastante escasa. O quizás yo fui muy optimista.
Siempre he puesto como ejemplo a Alemania por la forma en que han sabido gestionar la colaboración entre los organismos de su gobierno y las empresas, proporcionando unos resultados inmejorables en casi todos los sectores, pero muy especialmente en lo que se refiere a la internacionalización de sus empresas de energías renovables. Grandes y pequeñas.
Y siempre le he echado la culpa a nuestros gobiernos y nuestra instituciones, pero he empezado a cambiar de opinión. Difícilmente el ICEX o cualquier otro organismo puede ayudar a quién no le pide ayuda.
O a lo mejor es que no la necesitamos. O que este “nuevo” mercado de miles de millones de euros no convence a los empresarios españoles. O no les interesa. A los alemanes sí.