En primer lugar, ¿qué es un mercado? Quizás la definición, entre las muchas, que más se acerca a lo que comúnmente se entiende como mercado sea “Conjunto de actividades realizadas libremente por los agentes económicos sin intervención del poder público”, que está claro que poco tiene que ver con lo que algunos relacionan con el mundo de la tecnología fotovoltaica.
Cuando comencé a trabajar en este “sector” el único mercado era en España el de las instalaciones aisladas, y a nivel internacional, lo que no se puede llamar mercado, si no quizás “nicho” comercial, eran los proyectos de electrificación rural, fuer temente subvencionados por organismos multilaterales, agencias de cooperación, etc.
Hasta que llegó el FiT (Feed in Tarif ) a muchos países, incluyendo a España. La historia es de sobra conocida. El caso es que, a pesar de los pesares, la tecnología fotovoltaica se ha convertido en una alternativa real que la ha situado en lo más alto del mercado internacional de generación eléctrica. Sin subvenciones.
Pero es que, además, la fotovoltaica mantiene esa enorme virtud como fuente de generación de electricidad: es tremendamente flexible y empieza a ser rentable desde un tamaño de planta muy pequeño. Algo que no está al alcance de casi ninguna fuente de generación, renovable o no.
Así que, por fin, hemos llegado a donde muy pocos soñaban, y ahora la generación de electricidad a muy pequeña escala se ha convertido en algo competitivo frente a las tarifas eléctricas en los países desarrollados. En los países en vías de desarrollo, para qué os voy a contar. Los famosos Solar Home Systems, compuestos por un panel, una batería y unas bombillas, además de un pequeño electrodoméstico, han evolucionado allí y aquí, hasta convertirse, en un auténtico mercado potencial. Allí y aquí. Y digo potencial, porque en Europa, Australia y EEUU, apenas lleva tres años de desarrollo. Es aún algo pequeño, pero su potencial es enorme, y no depende de nada más que de que no le pongan trabas.
No nos engañemos (porque hay algunos que nos quieren engañar). En España, no siendo el escenario perfecto, no hay barreras relevantes para las instalaciones de menos de 10 kWp con baterías. Y en ese tamaño de instalación el potencial de viviendas familiares y pequeños negocios es de cientos de miles de instalaciones. Ventaja: es un mercado libre, donde la calidad de la oferta y la capacidad de desarrollar esta nueva actividad determinará el éxito o el fracaso de los diferentes actores en la medida de que sean capaces, o no, de convencer a sus clientes.
Es un mercado nuevo, muy nuevo, en donde la incorporación de sistemas de almacenamiento competitivos ha sido determinante. El “ruido” que hizo Tesla hace un par de años ha generado una atención que muchos otros fabricantes han aprovechado. Algunos, por cierto, ya llevaban muchos años intentándolo.
Pero, curiosamente, el FiT era su gran competidor. Ahora ya no. Ahora de lo que se trata es de generar el conocimiento y de trabajar paso a paso en la construcción de este nuevo (ahora sí) mercado. Con la ventaja que supone en cuanto a la creación de puestos de trabajo, comparado con el modelo más centralizado que representa el de las grandes plantas. Interesantes también, pero eso es otra historia.
Fabricantes, ingenieros, distribuidores, vendedores, instaladores: ¡empecemos a construir ese modelo que sólo hace unos pocos años parecía un sueño inalcanzable!