El 2 de junio, de forma inesperada para la mayoría de los ciudadanos, prometió su cargo de presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. Ni los más optimistas, en lo que a los temas de energía se refiere, podíamos haber previsto hace sólo unas semanas que en nuestro país se fuera a crear un Ministerio para la Transición Ecológica. Todavía me tengo que pellizcar para comprobar que no estoy soñando. A nadie sorprende que el nuevo Gobierno iba a poner más atención en temas de medio ambiente y que, además, iba a ser más sensible en temas de energías renovables. Pero que se integrasen energía, medio ambiente, gestión del agua y cambio climático es tan avanzado como el alto nivel de preparación de los miembros del nuevo Gabinete.
Tengo el honor de conocer a Teresa Ribera, la primera ministra de este nuevo ministerio, desde 2004, en su época de directora de la Oficina Española Cambio Climático, cuando yo trabajaba en Isofotón, empresa española pionera y líder mundial durante años, y era presidente de la asociación europea. Tiempos en los que la industria, la investigación y la política se movían de forma muy coordinada y se encontraban en numerosos foros internacionales para incentivar el desarrollo nuevos mercados y así facilitar las mejoras tecnológicas y los volúmenes que llevasen a esta tecnología a ser competitiva.
Teresa Ribera, aparte de ser una eminencia en temas de cambio climático, conoce perfectamente las energías renovables y, especialmente, la fotovoltaica. Además, sabe que ya es competitiva, por lo que no necesita de incentivos económicos y entiende que en España tenemos que aprovecharla al máximo sacándola del ostracismo y la ignorancia, removiendo bulos y creando confianza en la población. Es por todo ello que no tengo duda de que en cuanto sea posible, más pronto que tarde, eliminará las trabas para el autoconsumo, adelantándose a la aprobación de la Directiva Europea.
¿Puede alguien imaginarse un país en el que abundase el petróleo y no lo usara? Eso nos pasa a los españoles con el sol. Los datos son muy elocuentes. En 2017 España, que es el país europeo con una mayor irradiación solar, está en el puesto 14 en Europa en vatios fotovoltaicos per cápita, con 121 vatios por habitante, frente a los 535 de Alemania, 325 de Italia o ¡189 del Reino Unido!
Esto es la consecuencia de una política desastrosa e ignorante que ha puesto todas las trabas posibles a su desarrollo, llevándose por delante miles de puestos de trabajo, industrias y beneficio para España.
Doña Teresa: Los trabajadores del sector fotovoltaico y todos los ciudadanos que queremos contribuir a generar nuestra propia electricidad necesitamos que se eliminen ya: trabas administrativas, tasas e impuestos. El impulso a este sector compensará con una gran generación de riqueza para España, reducirá nuestra dependencia y contribuirá a la lucha contra el cambio climático.
Pero sobre todo, le ruego que comuniquen con claridad y rotundidad el apoyo y la confianza a esta y otras formas de generación renovable por parte de su Gobierno.
Y, por favor: ¡Cierren las centrales de carbón!
El cambio de modelo energético ya está aquí.